Pasaron casi 20 años desde que en la mañana del 18 de julio de 1994, en pleno corazón del barrio porteño de Once, ocurriera el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que dejó el trágico saldo de 85 muertos y más de 300 heridos. La investigación, si se puede llamar de esta manera, que le siguió al hecho es conocida por todos.
Antes de la vigencia del memorando que se debatió durante las últimas semanas en la Cámara de Diputados de la Nación, la causa estaba paralizada. Por eso llama poderosamente la atención el argumento de las fuerzas opositoras al gobierno nacional en el debate sobre las consecuencias calificadas como nefastas de llevar adelante el acuerdo con Irán para realizar indagatorias a los sospechosos de dicho país. Para ejemplificar la escasa (o nula) profundización sobre las causas del ataque a la mayor comunidad latinoamericana alcanza con citar las palabras del por entonces presidente Néstor Kirchner en el año 2005, que tituló como «deshonra nacional» a la falta de interés en encontrar respuestas. Por otra parte, resultaría muy extraño que el propio seno del Frente para la Victoria (FpV) contradiga, con el tratamiento del caso impulsado días atrás, al llevado adelante por Kirchner, cuando en septiembre de 2007 se presentó en Naciones Unidas para denunciar la falta de colaboración iraní en la causa AMIA.
Otra acusación que levantó polvareda este miércoles por la noche fue la de Carlos Telleldín. Recordemos que fue detenido más de 10 años por su vinculación con la venta de la camioneta que sirvió de móvil para el ataque. El ahora exitoso abogado declaró, antes que el proyecto presentado por el oficialismo se convierta en ley y fuera aprobado sin la presencia del bloque opositor, que muchos no quieren que se investigue el caso porque «va a levantar mucha basura». Esto es una clara alusión a las implicaciones políticas en los motivos del atentado, entre la que se destaca quien fuera el máximo mandatario de la república, Carlos Saúl Menem.
El atentado a la AMIA es una herida a la sociedad argentina que aún no cierra, principalmente por la carencia de interés en encontrar una respuesta, en hallar culpables de la muerte de casi cien personas y en dar un paso hacia una nación en la que confiar en cuanto a lo referido a justicia se trate. Es una deuda pendiente que, hasta hace tan solo un par de semanas atrás, pocos recordaban. Vale como ejemplo citar al exdirigente de Boca Juniors y actual líder del Partido Nuevo Encuentro, Carlos Heller, quien declaró que “el gobierno argentino podría haber elegido un camino muchísimo más fácil que era el de no hacer nada y dejar que esto siguiera donde está, en la vía muerta”.
Con respecto a la quietud del tema, sorprenden las palabras de Pablo Tonelli, diputado del PRO, que expresó que a través de este acuerdo presentado por el FpV y que ya es ley, se frenan los avances logrados en la causa. ¿Avances? ¿Logros? Hasta el momento, los especialistas en el asunto como Horacio Calderón, analista internacional y quien elaboró una carta que envió al gobierno de Menem para alertar sobre la posibilidad de un segundo atentado (recordemos el hecho ocurrido en la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992 y que dejó 29 muertos, además de varios heridos) que fue ignorada, concuerdan en que la investigación es inconsistente en todo sentido y jamás tuvo iniciativa en buscar la verdad.
Por el ataque terrorista que hoy solo ocupa una agenda mediática, el país reclama la extradición de ocho iraníes para ser interrogados por el juez Rodolfo Canicoba Corral y el fiscal Alberto Nisman. Entre los iraníes implicados se destacan el ministro de Defensa, Ahmad Vahidi; el expresidente Alí Rafsanjani y el excanciller Alí Akbar Velayati. Vale mencionar un detalle no menor: todos tienen orden de captura internacional.
Hoy, con esta ley ahora vigente, se da un paso. El tiempo y la energía con la que se oficie dirán si solo se trata de un acto demagógico por parte del gobierno de turno, una búsqueda sincera por la verdad y la justicia, o simplemente un intento fallido por encontrar una respuesta en fuerzas que, política y económicamente, son superiores en un mundo que cambia constantemente para todos. Para los que ya no están, para los que estamos y para los que vendrán. Justicia.
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