Cineastas en cuarentena: Ezequiel Radusky

Debido a la cuarentena en la que se encuentra Argentina (y gran parte del mundo) por la pandemia de coronavirus, el cine paralizó su actividad al igual que muchos otros rubros. Por estos motivos, comenzamos un ciclo de entrevistas a trabajadores y trabajadoras de nuestro mundo audiovisual para conocer en detalle cómo afectan las circunstancias al sector y qué alternativas se encuentran para transitar este momento.

En esta oportunidad conversamos con Ezequiel Radusky, quien a fines del año pasado presentó su película «Planta permanente» en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con salas llenas de público, entrevistas y otras actividades. El director vuelve a participar de un festival pero en condiciones totalmente diferentes: esta vez forma parte de la edición online de Construir Cine. «He pasado por momentos diferentes. Cuando se avecinaba la cuarentena, ‘Planta permanente’ iba a tener su estreno internacional en el Festival de Toulouse y ese fue el primer golpe duro», cuenta en diálogo con puntocero.

«Mi tío decía que el cerebro tarda 21 días en reconocer las nuevas situaciones y, bueno, 21 días después me encontré más calmo, con el ánimo más arriba y entrando en una suerte de productividad más parecida a la normal. Pero también preguntándome si esa forma de vida es la que va. No sé si está buena esa carrera infinita, nos pone en una suerte de competencia constante», añade sobre este contexto que nos toca atravesar.

Festival online

«Por un lado, no se la ve en cine y lo lamento muchísimo. El día que me terminé de enamorar del proyecto fue cuando pude verlo en esa pantalla gigante, el cine es eso. Ya hemos perdido el celuloide, no podemos perder el tamaño», nos cuenta Ezequiel sobre las contras que encuentra en este formato. Sin embargo, también reconoce varios aspectos positivos para «Planta Permanente»: «El pro de todo esto es que de pronto se la está viendo en todo el país, en ese sentido pasó algo positivo. Hay que adecuarse, pero no quisiera que esto pase a ser costumbre. Cuando todo se normalice hay que volver a los cine porque ahí hay una magia que no podemos matar».

Sobre este punto también surge la posibilidad de pensar la cualidad federal de los estrenos en relación a los espectadores y espectadoras, porque los números indican que el interés por ver cine argentino existe. Sin ir más lejos, la película «Tóxico» tuvo más de 60.000 espectadores en su primera semana. «En ese sentido, seguro que se va a replantear todo, esos números hablan de algo, aunque insisto que hay que combinarlo con la sala grande. Ver desde la comodidad de la casa me hace pensar en ‘Wall-E’ y esos humanos que no tienen ni que mover la mano para comer, creo que tampoco hay que caer en el engaño de la comodidad del hogar».

Asimismo, hablamos sobre la perspectiva de su película respecto de la gestión de Mauricio Macri y cómo opera en la recepción del espectador que el estreno se distancie cada vez más de ese periodo temporal. «Lo interesante de que la película se empiece a alejar es que abre la posibilidad de que la lectura se haga mucho más compleja».

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