Cortos latinos en el 34 MDQ Film Fest

El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata presenta, entre sus secciones oficiales, la Competencia Latinoamericana de Cortometrajes con títulos que son imperdibles y que no podrían pintar mejor la sangre que corre por las venas de nuestra región.

Bocamina (Bolivia)

Dirigido por Miguel Hilari.

Cerro Rico de Potosí. En la bocamina, rostros de trabajadores mineros salen de la oscuridad. Estos rostros son contemplados por niños que vuelcan lo que saben y lo que piensan del trabajo en la mina. Parece que en este cortometraje se habla de un oficio congelado en el tiempo, con su propia mitología y códigos subterráneos. Enorme hallazgo en las contraposiciones de los niños con los trabajadores.

Jiíbie (Colombia, Francia)

Dirigido por Laura Huertas Millán.

Desde tiempos inmemoriales, los pueblos indígenas de Latinoamérica usan y veneran la planta de coca, considerándola como una persona. Jiíbie es el nombre Uitoto para el polvo hecho a partir de la planta, producido aquí en la intimidad de una familia Muiná-Muruí (en la Amazonía colombiana). Una guía espiritual, una sanadora, una profesora, una comunicadora: estos son algunos de los roles de esta «planta de poder».

La bala de Sandoval (Ecuador)

Dirigido por Jean-Jacques Martinod.

¿Cuántas veces podemos escaparle a la muerte? En «La bala de Sandoval», voces, imágenes y sonidos se entretejen para contar la historia de un hombre que se asoma a su umbral una y otra vez. En la selva ecuatoriana, una bala o un botellazo pueden entreabrir las puertas del más allá. Visualmente es un viaje sensorial y los relatos son el motor donde no hay ni una palabra de desperdicio.

La última marcha (Argentina, Colombia)

Dirigido por Ivo Aichenbaum y Jhon Martínez.

Jhon, un excombatiente de las FARC, observa las fotografías que tomó con la cámara de fotos que le dieron al entregar su fusil. Las comenta una a una y cuenta cómo era la vida cotidiana en la montaña. Retrata a sus compañeros inquietos ante la inminente entrega de las armas por el proceso de paz en Colombia. Contemporáneo de «Monos«, la película de Alejandro Landes, este cortometraje viene a funcionar como un pequeño hermano en registro documental, inevitable relacionarlos y fundamentales para ver de cerca esta realidad que no parece verdad.

Onironauta (Cuba, Alemania)

Dirigido por Valerie-Malin Schmid.

«Onironauta» es un acercamiento a la República de Cuba. El rostro del poeta afrocubano Omar reflexiona sobre la humanidad de una forma profunda a la vez que pintoresca. Mientras deambula por La Habana recuerda las despedidas, la memoria, el patriotismo y la censura.

Plano controle (Brasil)

Dirigido por Juliana Antunes.

El año es 2016. Un Golpe de Estado de derecha derroca a la primera presidente electa en Brasil. En este contexto distópico, Marcela usa el servicio de teletransporte de su celular para abandonar el país, pero su plan de datos es muy pequeño. Un viaje psicotrópico que genera un pastiche audiovisual maravilloso entre los paisajes populares, contextos sociales y la televisión.