De la facultad a la NASA: la historia de Santiago Bolzicco

En la emisión pasada de Para Llevar, junto a Sofía Rabenbach entrevistamos a Santiago Bolzicco, quien nos compartió su historia de cómo un proyecto que comenzó en la facultad lo llevó a representar a Argentina en la NASA junto a su equipo de CanSat.

Investigamos lo justo y necesario para dejarnos sorprender por la experiencia en primera persona de Santiago, y él finalmente fue quien nos terminó de resolver las dudas y hacernos parte de todos los detalles.

Primero estábamos muy intrigadas por el proyecto, le pedimos que nos cuente qué era lo que tenía que llevar a cabo y cuáles eran sus características. Santiago explicó que todo comenzó como un trabajo universitario en el que tenían que desarrollar un satélite en formato pequeño, mal dicho «tamaño lata de gaseosa», ya que no era en su sentido literal.

Lo que parecía algo común y corriente se convirtió en un gran desafío cuando decidieron presentarlo a una competencia internacional. Contó que, al principio, tenían muchas dudas, sentían que «no estaban listos» y que les faltaban recursos, pero que el apoyo entre compañeros y profesores fue clave para animarse a dar ese paso.

Este satélite no solo tenía que cumplir con el tamaño sino con una serie de funciones electrónicas como ascenso y descenso, control de temperatura, velocidad, presión y giros entre otros, que es todo un desafío para el poco lugar que presentaba el satélite.

Todo eso fue posible únicamente con un buen sistema de investigación y preparación previa. Santiago contaba que él tanto como su grupo fueron instruidos y ayudados por equipos de años anteriores y profesores de Mecánica y Electrónica, sobre todo con lo que respecta al hardware, que tuvieron que ensamblar de cero en comparación al resto de los países. Todo este proceso llevó 6 meses de arduo trabajo, entre pruebas y errores.

Al hablar de su experiencia en la NASA, Santiago nos sorprendió con un increíble relato, porque de forma opuesta a como esperábamos, contaba que, en parte, lo hizo salir de su zona de confort y conocimiento, y que se lo planteó como un desafío para poder demostrarse que era capaz de dejar su nombre en todo esto. «Me pareció que lo podíamos ganar y me mandé sin saber cómo llevarlo», fue la frase que antecedió a este relato, para dejar un mensaje de aliento profundo e inspirador para todos aquellos que van conociendo esta historia y para los que sueñan con volverse parte.

A pesar de que ellos ya conocían la competencia por haber sido desarrollada en años anteriores, el enterarse de que iban a viajar fue toda una gran hazaña. Santiago nos contaba que se inscribieron y mostraron su diseño preliminar, que luego fue evaluado y eso les dio el pasaje a la final que la integraban 36 equipos más.

Con una sonrisa en el rostro, nos habló de la tranquilidad que sintieron cuando les confirmaron el viaje y el sentimiento de sueño casi cumplido. Tanto fue así que obtuvieron un puntaje del 99,7%, lo que los llevó a clasificar segundos.

Una vez en este ambiente de comodidad y distención, nos habló del grupo y la estadía: «Fue, la verdad, muy agotador y divertido, estuvimos todos los días trabajando, detallando y ultimando los detalles». Habló de una gran organización y de un muy buen vínculo con el resto de los integrantes. «Es una experiencia que no me voy a olvidar nunca», relataba con una sonrisa, sin importar que instantes atrás nos contaba que se quedaban de madrugada perfeccionando su proyecto.

Distintos grupos conformaban toda la logística y diversas áreas de trabajo, lo que lo volvía, sin duda, más ameno. Santiago se ocupó principalmente de la planificación de las tareas tanto como del tiempo, buscando sponsors y cumpliendo a la perfección su rol administrativo.

Sobre este punto, no podíamos irnos sin preguntarle sobre el futuro de este proyecto y las ideas y aspiraciones que quedaron a nivel grupal tanto como como personal. Nos expresó que muchos de los integrantes del proyecto tienen otros objetivos para los años siguientes, lo que no significa que no puedan volver a encontrarse en la competencia, pero no aparentaba ser prioridad, sin embargo, él con seguridad expresó que le encantaría seguir siendo parte.

«Esto nos abrió puertas en todos lados», empezó a concluir Santiago, pero, sobre todo, logró demostrarse a él mismo que era capaz de participar y de ganar una competencia internacional de esta índole.

Para finalizar, le preguntamos qué consejo le daría a alguien que se quiere meter en todo esto, y sus palabras fueron las siguientes: «Que no lo dude, porque si se lo propone y pone su 100% se va a asegurar de que va a salir de la mejor manera, uno tiene que creer y dar lo mejor de sí».

Sin duda, Santiago se convirtió en un gran ejemplo por su valentía y esfuerzo, lo que se vio plenamente reflejado con la obtención del premio. Nos alegra que nos haya contado más de cerca su gran experiencia.

Pese a los obstáculos y dificultades que se presentaron en el camino, Santiago cierra la nota dejándonos un gran mensaje de aliento para quienes dudan en animarse a un nuevo proyecto y, también, por qué no, para quienes alguna vez sintieron que no eran capaces de alcanzar sus metas.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Sol Morucci.

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