Desde las profundidades

«20.000 Leguas de Viaje Submarino» (1954), dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Kirk Douglas, James Mason, Paul Lukas y Peter Lorre, es una entretenida película basada en la novela homónima de Julio Verne. Dicha historia -junto a muchas otras obras escritas por el genio francés- ayudó a sentar las bases para el género de la ciencia ficción y la aventura en la literatura, convirtiéndose en un referente respecto a: los argumentos científicos que debe manejar una propuesta de esta categoría, y la importancia que tiene la concienzuda creación de personajes complejos como el capitán Nemo, un antihéroe por el que sentimos atracción a pesar de su misantropía.

Si bien es cierto que en el film no se desarrolla a profundidad el tema científico, hecho por el que la aventura cobra mayor preponderancia, el argumento inevitablemente sitúa al espectador en un contexto en el que existe un universo completamente desconocido para la existencia humana, como lo es el océano y sus profundidades. Receptáculo de misterios que alientan la imaginación.

Dos ingredientes

El miedo que les produce a los habitantes del pueblo la amenaza de una «enorme criatura que destruye sus embarcaciones», alimenta su ignorancia respecto a otros mundos, esos espacios inexplorados en los que no se detienen a pensar. Más adelante, el capitán Nemo incluirá estos dos ingredientes (el miedo y la ignorancia) como características importantes para mantener la insensatez humana alejada de los territorios libres del océano, donde no existe la posibilidad de que el reino destructivo de los seres humanos pueda gobernar. En efecto, Nemo desprecia la codicia y egoísmo de los hombres. Sin embargo, luego será evidente que él también representa un peligro para el ecosistema acuático.

Que empiece la búsqueda

Los marineros quieren cazar al monstruo que los está «persiguiendo», pero ninguno parece interesado en comprender a un ser que probablemente también se está sintiendo atacado, nadie aboga por una solución que ayude a estudiar el origen de la «bestia» y su valor como descubrimiento para la biología. Hasta que aparece el personaje del profesor Pierre Aronnax, un hombre fascinado con la posibilidades que semejante criatura puede traer para el avance de la ciencia.

Así comienza un viaje hacia lo ignoto en el que no solo se descubrirá la verdad sobre los ataques perpetrados contra los barcos pesqueros sino que, además, se presentarán escenarios naturales y otros construidos por el hombre que resultan hermosos e innovadores para el espectador.

Tortugas prisioneras

Al ser una producción de 1954, es claro que existan una serie de secuencias cuestionables respecto a la relación que sostenían los seres humanos con la naturaleza en el pasado, ya que si bien continúa ocurriendo, el maltrato animal y la caza de ciertas especies en la actualidad es no solo rechazada por muchos grupos sociales como los veganos sino que, además, también se convirtió en un delito penalizado. Por ello, la explotación que el capitán Nemo hace de las tierras submarinas y el maltrato que sufren algunos animales a manos de su equipo resultan un tanto incómodos. Ejemplo de ello son las escenas en las que los tripulantes del Nautilus (nombre del submarino liderado por Nemo) capturan langostas, peces y tortugas para abastecerse, o el momento en el que el arponero Ned Land, personaje interpretado por Kirk Douglas, utiliza el caparazón de una tortuga para hacer una guitarra que posteriormente destrozará contra el suelo sin darle la menor importancia.

Steampunk submarino

Con respecto a la estética de los espacios construidos por el hombre -y más específicamente el diseño del Nautilus-, se puede decir que es clara la influencia del subgénero literario steampunk, que se nutrió de libros como «La Máquina del Tiempo» (1895) del escritor británico Herbert George Wells y que después fue desarrollado por otros autores como Tim Powers, James Blaylock y K.W. Jeter. En la actualidad, dicho concepto no solo se vincula a la literatura sino que se relaciona a un movimiento sociocultural y artístico en donde la tecnología de vapor sigue siendo la predominante, mientras que la ingeniería eléctrica existe pero es complementaria. Otra característica importante del género es que, por lo general, sus historias se ambientan en Inglaterra durante la época victoriana. Tal y como ocurre en la película.

En este sentido, hay que mencionar el destacado trabajo en el diseño de producción realizado por Harper Goff y al departamento de decoración de escenarios liderado por Emile Kuri, quien recibió un premio Oscar por este proyecto.

El despertar de la curiosidad

«20.000 Leguas de Viaje Submarino» (1954) es una película familiar producida por Disney que nos permite dar un primer paso hacia el maravilloso y complejo imaginario creado por Julio Verne en sus setenta y dos novelas y veintiún cuentos. Una aventura inspiradora que nos deja con ganas de conocer mucho más sobre estos personajes, a pesar de sus probablemente innecesarias dos horas y media de duración. Si deseás emprender este viaje hacia las profundidades del océano, podés encontrar el film en la plataforma de streaming qubit.tv.