Educación porteña en debate

La polémica se inició apenas se anunció la iniciativa del Gobierno porteño sobre cambios en las escuelas secundarias. La propuesta «Secundaria del Futuro» será implementada en 17 colegios de la ciudad durante 2018 y, desde ese año hasta 2021, se sumarán 42 escuelas por año. Desde la administración de Horacio Rodríguez Larreta se señaló que la reforma apunta a «formar a un ciudadano del Siglo XXI» desarrollando un alumno que sea talentoso, creativo, emprendedor, cooperativo y adaptable. El Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires aspira a «nuevos perfiles de tutores, preceptores y equipos de apoyo».
El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y la ministra de Educación de la ciudad, Soledad Acuña, también presentaron el Plan Integral de Educación Digital (PIED), que tiene como objetivo principal la integración de los procesos de enseñanza y aprendizaje de las instituciones educativas a la cultura digital. Este plan, junto con «Secundaria del Futuro» engloban la propuesta macrista para la reforma educativa. «Es todo un cambio que apunta a la incorporación de tecnología en las escuelas, que refleja la realidad del mundo en el cual hoy los chicos se enfrentan, donde la tecnología es parte de nuestras vidas», sostuvo Rodríguez Larreta. En la iniciativa «Secundaria del Futuro» el Gobierno porteño plantea como objetivos el «aprendizaje integrado, incentivado y colaborativo» mediante el cual los alumnos «descubren» guiados por «docentes y la tecnología».
Las modificaciones también abarcan el rol de los docentes, que serán denominados como «facilitadores» y se encargarán de introducir contenidos el 30% de las clases, mientras que el 70% restante se reserva para trabajos colaborativos, desplazando al método de «clases magistrales». La forma de calificar a los estudiantes no será numérica sino que será reemplazada por un sistema de «créditos» y se cambiará el método de repitencia: solo se recuperan contenidos no aprobados.

«Improvisada y autoritaria»

Si bien toda la iniciativa generó rechazo por parte de los gremios, hay un punto en particular que motivó las mayores resistencias sindicales y de los alumnos: la obligación de que los estudiantes deban trabajar durante el último año de secundario y desarrollar actividades emprendedoras. A nivel global, la iniciativa fue calificada de improvisada y autoritaria, ya que no tuvieron participación en la elaboración del programa diseñado por la cartera educativa porteña.
En lo que hace a las prácticas laborales, desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) se señaló que «vulnera el régimen académico y pone en riesgo el puesto de trabajo docente. ¿Cómo se va a vincular el estudiante con el mundo laboral? ¿Qué resguardo va a tener el alumno como sujeto de derecho? Hay algunos que incluso son menores». Marcelo Parra, secretario de educación media de UTE, dijo: «Estamos en septiembre y estas 17 escuelas empiezan las clases en febrero. Hay un grado de improvisación porque una reforma que se plantea modificar profundamente algunos aspectos de la escuela secundaria requiere consenso».

«A la medida de las empresas»

Por su parte Jorge Adaro, secretario general de Ademys, sostuvo que «es una reforma a la medida de las empresas, podrán despedir a sus empleados con antigüedad y derechos adquiridos para contratar pasantes. En un contexto de despidos y suspensiones, generan una perversa promesa de empleo para los pibes que es falsa, ya que al año siguiente el circuito vuelve a comenzar con nuevos estudiantes».
Además, los sindicalistas cuestionaron el papel que se les da a los docentes y consideran que queda «diluido” en la reforma educativa propuesta, ya que «no nos explicaron qué significa que los maestros seamos facilitadores». «Nadie está en contra del trabajo colaborativo y sabemos que hoy hay docentes que no dan clases magistrales y se trabaja en un esquema en el que el docente sea guía y articulador, pero no nos aclaran nuestras dudas sobre cómo quedarán las condiciones laborales», afirmaron.

«Es necesario reformar la escuela»

Desde el Gobierno de la Ciudad se mencionó que los cambios educativos van en línea con el Plan Maestro presentado por Esteban Bullrich ante todos los ministros de educación de las provincias. También se señala que es coincidente con el programa «Secundaria 2030». La ministra Acuña se mostró convencida de que «es necesario reformar la escuela secundaria porque no acompaña, como institución, los cambios que se están haciendo en esta era de lo analógico a lo digital. Las transformaciones de los propios chicos, que son cableados en el Siglo XXI y necesitan herramientas para cumplir sus sueños».
Además, la funcionaria criticó las tomas de colegios hechas por los alumnos, ya que son «una medida exagerada, sin sentido. Y que vulneran los derechos a la educación de todo el estudiantado de una escuela. Son decisiones que, en general, se toman de manera arbitraria por parte de unos pocos estudiantes, representantes de un centro de estudiantes», a la vez que sostuvo que están motivadas por los sindicatos docentes que «cuando están en elección, pueden decir cualquier cosa».
Respecto a las críticas de UTE sobre las prácticas laborales para alumnos de quinto año secundario, Acuña expresó que es «un argumento que atrasa mínimo 50 años», y añadió: «Estas prácticas educativas son para volcar conocimientos del mundo real. Puede ser en una empresa si siguieron una orientación económica. Entrar a discutir si es flexibilización laboral o si queremos explotar a los niños es un sinsentido».