En lo que va de 2024, la provincia de Córdoba padece el incendio de más de 69.500 hectáreas, aún sin respuestas, mientras «paga» las consecuencias del desfinanciamiento del Plan de Manejo del Fuego. Jubilados y pensionados «administran» y saltean el consumo de las dosis de medicamentos debido al veto a la movilidad de haberes. La sociedad argentina compra casi 25% menos de lo que adquiría apenas once meses atrás, y también le da la «bienvenida obligatoria» a la pobreza, ya que 52,9% están por debajo de esta línea y 18,1% directamente son indigentes, según los datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Toda la Argentina sigue bajo los efectos (permanentes) de la inflación, que en lo que va de este año alcanza el 100%. El sector educativo olvida lentamente hablar de paritarias y las Universidades Nacionales planean una nueva marcha esta semana para recordar la importancia de la Educación Pública y advertir sobre el estado de emergencia. Casi la mitad de los hogares en el país no tiene suficientes ingresos para cubrir la Canasta Básica Total (CBT) y el servicio de transporte público de pasajeros «golpea» el bolsillo una vez más.
Así y todo, la imagen positiva de Javier Milei y su gestión en la mayoría de encuestas ronda el 45% (sí, bajó considerablemente de aquel 65% inicial, pero supera con creces a cualquier otro personaje político, con excepción de Victoria Villarruel). Mientras Córdoba arde en llamas, el mandatario y su hermana ofrecen una entrevista a Susana Giménez para el prime time televisivo. Cuando peor lo pasan los jubilados, este «premia» a los legisladores «héroes» (así los denominó) que negaron el ajuste de haberes con un asado que, coincidentemente, tuvo un valor de casi 20.000 pesos el cubierto, el equivalente a la actualización de ingresos para los «viejos», esos a los que Patricia Bullrich tiene acostumbrados vilipendiar cada vez que integra el Gobierno Nacional (no creo necesario detallar el recorte de 13% durante la administración de Fernando de la Rúa).
Asimismo, el otrora panelista y asesor económico devenido en Presidente de la Nación, acusó la semana anterior a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de fomentar el comunismo y la agenda woke, y posicionar a 47 millones de habitantes a nivel global contra el cuidado del medio ambiente, entre los 56 puntos que conforman el plan de acción de la agenda internacional. Unos días después, La Libertad Avanza (LLA) armó un acto partidario en Parque Lezama para responder a la creciente desconfianza de propios y extraños, donde se presentó a Javier Milei como «el mejor presidente de la historia», textual de Karina, su hermana y secretaria general de Presidencia, quien finalmente se alejó del bajo perfil para sorprender con una pobre oratoria, y plantar dudas sobre el dote de «jefe y cerebro» del movimiento ultra que los llevó al poder y que presentó para las próximas legislativas. «Acompañen al Jefe para que Argentina sea una potencia mundial», pidió Javier, porque «de acá en adelante, solo vamos a tener buenas noticias, y en 2025 vamos a dar un batacazo electoral». Tal vez excluya del análisis la salida de la malaya Petronas que, tras años de negociaciones con YPF por el Gas Natural Licuado (GNL), decidió retirarse con un solo argumento: descreen de la actual gestión. Al parecer, ExxonMobil seguirá estos pasos.
«A este proyecto lo bancan 14 millones de argentinos», se escudó Milei en el acto, seguido de una crítica violenta y grotesca al periodismo, con la excepción del servil mercenario de la comunicación Esteban Trebucq. «Son una manga de delincuentes estafadores ladrones», vociferó. Por supuesto, hubo tiempo para el insulto (tildó de «hija de puta» a Cristina Fernández) y amenazas de cara a las elecciones de medio término en 2025: «A los nuevos traidores se los va a tragar la tierra». «No tendríamos que estar esperando para hacer privatizaciones de empresas deficitarias si no fuera porque estallan los problemas sociales y les rompe los ojos el curro de la política», balbuceó para justificar la venidera venta de Aerolíneas Argentinas.
Hay que reconocer la valentía de Milei: se «plantó» ante la ONU en sus narices sin temor al ridículo, y sostener los datos falsos hasta el hastío (ajeno, nunca propio) con invenciones relacionadas a la herencia de «17.000% de inflación bajado hasta 28%», «la pobreza ha empezado a caer en la Argentina», «hace cuatro meses los salarios le ganan a la inflación» y «si la crisis económica hubiera estallado, estaríamos hablando de 95% de pobres», estas tres últimas citas correspondientes al acto en Lezama, para ratificar la vigencia de la mitomanía oficialista. La tónica se acentúa si revisamos la utilización infantil de imágenes hechas con Inteligencia Artificial para construir épica y retratar al actual Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, que esbozó un Presupuesto 2025 en el que se profundizará la crisis, a costa de sostener el déficit cero.
Hay que reconocer la cobardía, también: resulta fácil crear un enemigo invisible al que combatir. Tal vez sea aún más sencillo invisibilizar a quienes sinceramente no encuentran en la presente Argentina una manera sostenible para llegar a fin de mes, respuestas a sus problemáticas cotidianas, quienes con las primeras luces del alba tienen que salir a ganarse el pan, sostener a sus familias y entrelazan colectivos y trenes para volver tarde a sus casas, sin tiempo ni privilegios para pensar una alternativa o discutir sobre la optimización del Estado. Es probable que estos sean los verdaderos enemigos de Milei: los invisibles.