El mundo se puso raro

Salió la foto de la unión, señoras y señores. El Presidente, la Vicepresidenta y el Ministro de Economía, también precandidato presidencial, se juntaron para mostrar que está todo bien, celebrar el Día de la Independencia y, de paso, inauguraron el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK). Lo menos creíble de esa juntada fue la manija que le hicieron girar, parecía un juego de plaza.

Esta vez, el protagonista de la velada fue Sergio Massa, así que Alberto Fernández no quedó como un boludo otra vez pero, para que quede en claro, la portavoz de Gobierno, Gabriela Cerruti, planteó que el presidente será recordado como «alguien que hizo una gran presidencia» y remarcó que «el tiempo va a poner las cosas en su lugar». Creo que le está metiendo fichas a que Massa o el que venga sean muchísimo peor… si no no se entiende ese optimismo.

Donde todavía no está muy claro el tema de la independencia y las fechas es en Charata, lugar en el que una funcionaria del área de educación universitaria sostuvo durante un acto que «El 9 de Julio recordamos el fallecimiento de San Martín». Según sus fuentes, el 24 de diciembre se festeja el nacimiento de Papá Noel.

Los que parece que arreglaron el número fueron los gordos de la CGT que se pronunciaron a favor de la fórmula Massa-Rossi y el 19 de julio harán un acto con los precandidatos porque “representan los intereses de los trabajadores”. Trabajadores igual a empresarios.

De todas maneras, no seamos tan mal pensados con Massa, que en una medida muy buena para con los impuestos que pagamos lanzó nuevos créditos de hasta 400.000 pesos para jubilados y pensionados que irán directamente a parar a las farmacéuticas y al PAMI. Todo vuelve.

El que creo que va a convencer a todos con su proyecto es Martín Lousteau, que propuso bajar impuestos sin afectar la recaudación y lo confirmó con la frase «se puede». También se podría traducir esto como “jugar para la tribuna”.

Cuando todos pensábamos que los peronistas eran los maestros del curro, «Horacito» nos demostró que en la Ciudad de Buenos Aires el negocio de las veredas deja más guita que tener un pozo petrolero en Qatar. Ahora están tercerizando a una empresa la revisión de obras que hacen otras compañías que contrata para refaccionar las calles, por la módica suma de 2.200 millones. Es decir, para ser más explícito, le dan 2.000 palos a unos tipos que miran veredas recién arregladas.

El Gobierno se la estaría poniendo complicada a la precandidata Patricia Bullrich y le intervino la fundación por presuntas irregularidades. «La Piba» no esperó y le apuntó de una a Sergio Massa, diciendo que «el ministro de Economía decidió continuar atacándome, esta vez a través del Ministro de Justicia, en lugar de ocuparse de la inflación galopante y del estado calamitoso de la economía». Podés decirle lo que quieras a «Pato», pero no te metas con el Lave-Rap porque ahí sí se pudre todo.

Patricia no quiere dejar de estar en los titulares y ahora va por el voto fascista setentoso. Para eso sacó del mazo la carta de la dictadura y dijo: «A mí me parece que no se puede decir que quien sostiene que no son 30.000 los desaparecidos debe ser considerado como un traidor a la patria”… una nueva forma de decir “no fueron 30.000”.

La precandidata Elisa Carrió sufrió un accidente isquémico y quedó internada en la localidad santafesina de Esperanza. Bueh, de última, con las boletas podemos hacer asado.

El candidato por el partido libertario, Javier Milei, pidió cambiar su voto en dos proyectos de ley, porque parece que se le fue la mano de forro votando. Se trataba de una ley con beneficios para jubilados y un homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA. Había votado en contra. En Diputados le dijeron que no y que preste más atención. El problema de ir a votar duro.

Hablando de duros, por último, un notero de América se copó con sus compañeros y, en pos del periodismo, se metió en un búnker en medio de CABA y compró una bolsita de merca en vivo. Terminó en cana declarando ante un fiscal. Los camarógrafos fueron los que peor la pasaron, porque se perdieron el «tirito».