El mundo se puso raro

Si algo le faltaba a Alberto Fernández para terminar de sellar su mote de «peor presidente de la historia» es el «quilombito» que se desató esta semana donde, además de estar bajo la lupa por tráfico de influencias durante su mandato, ahora le cayó una denuncia de su esposa por «fajarla».

La cosa es así, mientras auditaban los celulares de la secretaria de Fernández por lo «chanchullos» que esta habría hecho junto con su esposo, amigote de Alberto para tener licitaciones de seguros para amigos, por casualidad aparecieron charlas donde Fabiola Yañez, la exprimera dama, hablaba de que Alberto le hizo el «uno/dos» en Olivos en reiteradas ocasiones. Primero, allegados a Fabiola dijeron que no iba a hacer una demanda, pero 24 horas después vía Zoom le clavó la denuncia y se la mandó a guardar al arco al trovador peronista.

Lento de reflejos como lo caracteriza, el expresidente sacó un comunicado en el que dijo que es todo falso y que no hablaría más hasta que la Justicia tenga un veredicto. Igualmente, que Alberto diga que es falso solo es indicio de que es verdad. No nos olvidemos de las joditas en Olivos durante la pandemia y el vacunatorio VIP, que también se encargó de negarlo.

Los que rápidamente salieron a «pegarle» fueron los mismos que lo candidatearon a presidente sin siquiera sonrojarse. Los muchachos de La Cámpora le dieron más duro que a Fabiola y Mayra Mendoza no esperó ni media hora para hacer un sesudo análisis antropológico al decir que Alberto «tiene todas las características de un hombre que ejerce la violencia de genero». Lástima que no se avivaron antes.

Por su parte, Cristina Fernández eligió seguir en un cumple y, mientras su excompañero de formula estaba siendo aniquilado por la opinión publica, subió fotos por la Presidenta de México y no emitió ni una sola palabra. Seguramente, Cristina, La Cámpora, Mayra y todos estos defensores de los derechos de la mujer están haciendo una extensa carta en la que demostrarán su sensibilidad para con Fabiola y, además de cuestionar a Alberto, cuestionarán el accionar de Fernando Espinoza y Jorge Alperovich. Por ahora, su hipocresía les está haciendo tomarse su tiempo.

Desde las trincheras «albertianas», algunos periodistas están deslizando teorías del infierno que le tocaba vivir a Alberto dentro de la Quinta de Olivos, a modo de justificación de las “zalipas”, tirando la teoría de que Fabiola tenía problemas con adicciones al alcohol y la falopa. Es que debía ser muy jodido fumarse sobria a ese remisero cascoteado con la guitarrita tocando canciones de Silvio Rodríguez.

El que no pierde la oportunidad para tirar un poco de nafta a este bardo es el metafísico del equilibrio mundial y paseador de perros imaginarios, Javier Milei, que de paso cañazo criticó la violencia de género y calificó al Ministerio de la Mujer como una «estafa», porque siempre es buena oportunidad para cagarle el presupuesto a algún organismo del Estado.

En la Ciudad de Buenos Aires no quisieron ser menos, y Clara Muzzio (la desconocida vice de Jorge Macri) aseguró que “en la Ciudad le hubiéramos prestado atención a Fabiola, no como ese ministerio de la ideología”. Ah, debe ser por eso que en CABA no hay mujeres golpeadas ni femicidios.

Los que aprovecharon la volteada para sacárselo de encima fueron los de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que tras la denuncia le dieron de baja a la cátedra que tenía Alberto Fernández en Derecho, pero le prometieron que si arma un buen guion puede ir a dar «La Cátedra del Macho» con Coco Silly.

Finalmente, para rematarlo en el piso, salio la periodista de La Nación+, Silvia Mercado, y tiró que «el hijo de Fabiola no es de Alberto, es de un amigo de ella». Solo falta que le afeiten el bigote y que el hijo se le haga camionero.

Otro exkirchnerista caído en desgracia es el exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, que fue condenado a 3 años de prisión y a 6 de inhabilitación para cargos públicos por manipular datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Qué cagada, no vamos a poder darnos el lujito de tenerlo de presidente.

Otro problemón que sigue dándole vuelta a los de La Libertad Avanza es el de las visitas a represores en la cárcel de Ezeiza. Ahora aparecieron las fotos estilo viaje de egresados de los diputados junto a Alfredo Astiz y su runfla de amigotes.

La que se expresó al respecto fue la deforestada mental Lilia Lemoine, que además ejerce el cargo de diputada y secretaria de la Comisión de Ciencias, y dijo: “Fue una visita humanitaria”. Claro, querían saber si los estaban torturando. Luego afirmó que varios de estos genocidas fueron “ilegalmente detenidos por Néstor Kirchner”. Qué raro, yo pensaba que la Justicia había sido la que los metió en cana. Bueno, se ve que la terraplanista tiene otra data.

Otra que habló al respecto fue la diputada de La Libertad Avanza, Lourdes Arrieta, la misma que dijo que no sabía quién era Astiz porque había nacido en el 93. Dijo que se sintió incómoda con Alfredo Astiz y subió foto a redes sociales con el libro «Nunca Más». Imaginate cómo se habrán sentido de incómodas las monjas francesas.

El que volvió al ruedo fue Mauricio Macri con el PRO lavado y fingiendo demencia como si no hubiesen gobernado 4 años. Dio consejos sobre cómo gestionar bien un país y cómo armar equipos de trabajo. Como él, que armó el mejor equipo de los últimos 50 años y que perdió las elecciones.