Encuentros cercanos de todo tipo

Dentro de la Competencia Argentina del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se presentó «Los tonos mayores», la ópera prima de Ingrid Pokropek.

Ana (Sofía Clausen) tiene una prótesis metálica dentro de un antebrazo por algún accidente en la infancia. Tiene unos catorce años, una mejor amiga y vive con su padre. El elemento fantástico que irrumpe en esta cotidianidad es que Ana comienza a percibir vibraciones en el brazo que se pueden interpretar como mensajes en código morse. Una mirada de «Encuentros cercanos del tercer tipo» (Steven Spielberg, 1977) suma a la incógnita de dónde vienen estas frecuencias.

Además, Ana se entera que su placa es pediátrica y que van a tener que cambiarla pronto, eso significa que no va a recibir más señales. Este dato empuja al relato a un tiempo límite para descifrar los códigos y establece un umbral claro de pasaje para nuestra protagonista en su relato de crecimiento.

Entre las numerosas distinciones que se pueden hacer sobre esta preciosa película, se destacan secuencias que explotan los cielos nocturnos con sus estrellas y otros elementos lumínicos en un sentido lúdico tanto como estético.

El mundo de los adultos, por un lado, y el de la juventud por otro, este último con una especial atención a los procesos de transformación de sus intereses y angustias en un momento bisagra antes de la adolescencia.

En este sentido, resultan novedosos los lazos de amistad más o menos ocasionales que aparecen y es interesante cómo mueve por una Buenos Aires nocturna a una niña sin dinero ni batería en el celular sin proporcionar tensiones o peligros del entorno que alteren el eje de la trama. Conserva, así, la mayor ternura posible y habilita momentos de humor suaves pero efectivos.