Europa con futuro eléctrico

El Parlamento de la Unión Europea (UE) aprobó esta semana el proyecto de ley para que los países que conforman el bloque adopten el transporte eléctrico de forma única a partir del año 2035.

La medida, a favor del medio ambiente, tiene como objetivo la circulación de automóviles de uso personal y comerciales sin huella de carbono, aunque no contempla propuestas concretas para este cambio de paradigma en la industria automotriz.

«Esperamos que los autos climáticamente neutros sean cada vez más baratos. Y se tienen que ofrecer vehículos asequibles. Los costos operativos de un auto eléctrico ya son más bajos que los de uno con motor de combustión», afirmó el eurodiputado Jan Huitema de Países Bajos, quien elaboró el texto legislativo. Además, aseguró que la mayoría de sus pares «se pronunció a favor de la supresión de los motores de combustión, que se usan hasta ahora. Los vehículos eléctricos con baterías o hidrógeno como fuente de energía deberán dominar el mercado para 2035».

Por su parte, el neerlandés Frans Timmermans, comisario de Protección del Clima de la UE, manifestó que «la revolución industrial está ocurriendo, nos guste o no. Podemos optar por estar a la vanguardia o podemos optar por quedarnos al margen y dejar que otras regiones del mundo se encarguen de la fabricación» y citó como ejemplo a China, que durante 2023 lanzará al mercado 80 modelos nuevos de autos eléctricos «y son muy buenos», declaró Timmermans. Hace unos días atrás la empresa automotriz BMW anunció la inversión de 800 millones de euros para construir vehículos eléctricos en México y este jueves la compañía china Chery comunicó que invertirá 400 millones de dólares en Argentina para la fabricación, hacia finales de 2030, unos 100.000 unidades en nuestro país, y que generarían aproximadamente 6.000 puestos directos de empleo.

En veredas opuestas a la recientemente sancionada ley en el «Viejo Continente» se ubica el alemán Jens Gieseke, eurodiputado por el Partido del Pueblo (cristiano demócrata) y vicepresidente de la Comisión de Transportes y Turismo, que advirtió que «los políticos no deberían decir a los ingenieros cuál es la mejor manera de fabricar automóviles y reducir las emisiones a cero».