México, Belice y Guatemala en un día
Ahora que ya estaba en camino, el miedo era que en la frontera de Belice no me dejaran pasar porque no tenía visa. Me dijeron que la hacían en el momento, pero que si había mucha gente, la camioneta no esperaba y seguía viaje. Habría que volver a Chetumal y salir nuevamente al día siguiente. Pero como los astros estuvieron de mi lado, al llegar el trámite fue muy rápido aunque muy caro: la visa costó 100 dólares. Solo estuve un rato y de pasada en ese país, pero lo poco que vi, me dejó con ganas de más. La gente es diferente que en cualquier otro lado de Centroamérica, empezando porque hablan en inglés. Muchos decían que es como Jamaica, destino que tenía pensado visitar pero que luego descarté.
En el corazón de la selva
Tikal es una parada obligatoria en Guatemala. Lo ideal es llegar antes del amanecer para verlo ahí. Desafortunadamente, las nubes y la niebla no me permitieron disfrutarlo demasiado, pero más tarde todo se despejó y el día fue óptimo para recorrer esa enorme ciudadela inmersa en una espesa selva. Tikal fue una de las ciudades mayas más grandes de América y en ella se pueden encontrar palacios, templos, pirámides y edificios, entre otras edificaciones. En 1979 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es por eso que está parcialmente restaurada, ya que luego de este nombramiento, se prohibió recuperar las ruinas cubiertas de vegetación.
Un lago y tres volcanes
Más increíble y menos real que en una postal
Semuc Champey. Al principio casi impronunciable y después más familiar, pero todavía desconocido. No había escuchado hablar de este lugar sino hasta que llegué a Guatemala y todo el mundo lo recomendó tanto que tenía que ir. A pesar de que estaba en la otra punta y tenía que volver al norte (y regresar a Antigua para tomar un vuelo), valía la pena ir a pesar de no saber lo que me esperaba. Después de un día entero de viaje en dos combis, llegué a un pueblo donde pensé que me instalaría como el resto de los que viajaban conmigo. Pero no, me subieron a una camioneta 4×4 y empezó un recorrido muy divertido, y aterrador a la vez, por un camino selvático y oscuro. Arribé sin saber dónde estaba, porque la electricidad se corta a las 22 y no se ve nada. Me llevaron hasta una especie de cabaña que parecía una casita en un árbol. Cuando me levanté al día siguiente, pude ver que al lado de la cabaña corría un río y estaba en medio de la selva. A tan solo unos metros de ahí estaba en Monumento Natural Semuc Champey que, como puede verse en la foto, está formado por varias «piletas naturales» por donde pasa un río. Esto sucede porque el caudal se mete dentro de la roca (sumidero) y deja en la superficie unas pozas de agua calma y transparente. Uno puede meterse en esas piletas y nadar o subir hasta un mirador en donde la vista es más impresionante que una postal retocada digitalmente y donde parece que fuera todo artificial.
Antes de viajar, a Guatemala lo veía como el lugar más peligroso y donde tendría que tener más cuidado. La capital es donde quizás está el mayor peligro, pero es donde los turistas no van porque no es lo más interesante para conocer. Como el turismo es muy importante en este país, hay varias empresas de transporte que se encargan de que los pasajeros salgan de un lado y lleguen a otro sin inconvenientes. Casi todas las empresas te buscan y te dejan en el hotel, así que no hay que preocuparse por esperar en terminales ni nada de eso. Como en cualquier lugar, se debe estar atento pero que el miedo no sea la principal preocupación, porque no te va a dejar disfrutar. Conocí gente muy amable y pude llevarme lo mejor de este país tan rico en cultura y paisajes.
Mirá más fotos del viaje acá.
Un comentario de “Guía práctica para viajar a Guatemala”
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Sin levantarme de la compu viajé yo también un ratito por Guatemala. Precioso!
Carmen