Imaginar otra escuela es posible

En el marco de este mes de septiembre cargado de celebraciones para educadores y estudiantes, nos permitimos reflexionar acerca del modelo escolar actual y aproximarnos a nuevos paradigmas educativos implementados exitosamente en otros lugares del mundo.
Conforme avanza la llamada era digital, los hábitos y costumbres de nuestra sociedad se van transformando y las múltiples vías de acceso a la información de las nuevas generaciones abren el debate sobre la forma de aprender de los alumnos de hoy. Sin embargo, la escuela como modelo de aprendizaje y enseñanza no ha tenido cambios sustanciales en nuestro país desde el Siglo XIX.
Ahora bien, esta creciente necesidad de renovación no es exclusiva de Argentina y en algunos países ya están en marcha experiencias innovadoras con resultados alentadores.

El caso de Finlandia

Finlandia, reconocida mundialmente por sus logros educativos, reveló las virtudes de su modelo a través del reciente documental «Where to Invade Next» («Qué invadimos ahora»), producido por el cineasta documentalista Michael Moore. Entre las particularidades más interesantes del modelo finlandés podemos destacar que los niños prácticamente no llevan tarea al hogar, pasan menos tiempo en la escuela (en promedio unas 20 horas semanales) y tienen ciclos lectivos más cortos. Además, no existe la educación privada: todas las escuelas tienen el mismo nivel y se juntan niños que llegan desde distintas realidades sociales.
No obstante, el país nórdico nos sigue dando lecciones. Semanas atrás abrió nuevamente el debate por la puesta en práctica de un cambio radical en sus escuelas: todos los centros de estudio comenzaron a implementar un enfoque didáctico conocido como «aprendizaje basado en fenómenos», que reemplaza el antiguo sistema de asignaturas por proyectos multidisciplinarios. El objetivo de este nuevo sistema es que, en lugar de adquirir conocimientos aislados y de forma pasiva, los alumnos asuman un rol activo y trabajen en proyectos que exigen abordajes interdisciplinarios, acorde con las situaciones que se presentan en el «mundo real» que difícilmente pueden encasillarse en una disciplina en particular. Con esta modalidad cambia también el rol del docente que orienta, monitorea y acompaña.
Por otro lado, un modelo similar al finlandés, de aprendizaje por proyectos, comenzó a implementarse en 2014 en una red de colegios jesuitas de Cataluña (España). Esta iniciativa llamada «Horizonte 2020» propone, además de reestructurar el plan de estudio y eliminar las asignaturas, transformar las aulas en amplios espacios de trabajo donde los chicos aprendan realizando proyectos conjuntos.
Por este motivo, hablamos con Mireia Abad, directora de comunicación de este programa, para conocer su perspectiva desde adentro y cuáles son sus proyecciones.

¿Cuál es el objetivo del proyecto Horizonte 2020?

«Hace unos años nos encontramos con que el modelo educativo que teníamos estaba agotado, no respondía del todo a los retos que nos presenta el Siglo XXI. De igual forma, no podíamos poner solo algunos parches al modelo que teníamos porque no se estaría respondiendo a las demandas y retos de la sociedad actual y futura.
Es por ello que decidimos dar un giro copernicano a nuestras escuelas y plantear un cambio sistémico. Crear una nueva escuela y hacerlo todos juntos: alumnos, educadores y familias. Una nueva escuela que desarrolla e implementa un nuevo modelo pedagógico, basado en principios y valores de la pedagogía ignaciana y en permanente diálogo con los últimos avances de la pedagogía, la psicología y la neurociencia, para educar con éxito en la realidad y el futuro del Siglo XXI. En un nuevo espacio físico, con una organización flexible y con el refuerzo de un nuevo modelo de gestión de las escuelas. Todo ello para formar a personas competentes, comprometidas, compasivas, conscientes y creativas, personas integrales para una sociedad diferente, y que tengan un proyecto vital sólido.»

¿Enfrentaron algún obstáculo a la hora de comenzar a implementarlo?

«La participación de alumnos, familias y educadores fue espléndida. La administración también nos apoyó ya que vieron que Horizonte 2020 responde a una necesidad de la sociedad.
H2020 no solo es una transformación de la escuela y del modelo educativo. Para que la transformación de la educación se pueda llevar a cabo, se necesita una transformación interna de todos los que forman parte, una transformación personal y del proyecto vital de cada uno. Hay que dejar atrás antiguos paradigmas.»

¿Qué resultados vieron en los estudiantes a partir de su implementación?

«Al inicio del proyecto la sorpresa para los alumnos fue grata y grande: se adaptaron con gran facilidad a la nueva propuesta. Era como si, por fin, la escuela sintonizara con sus inquietudes y crecimiento. Nos encontramos con un alumno feliz, con ganas de aprender. Alumnos conectados y activos en el proceso de aprendizaje, que tienen ganas de ir a clase.
Han adquirido una gran destreza comunicativa, resolución de problemas, aprendizaje por descubrimiento y trabajo cooperativo. Son alumnos conectados con su proyecto vital, que encuentran el ‘porqué’ a lo que están aprendiendo. Personas flexibles y abiertas al cambio, capaces de integrar una realidad compleja y evolucionar con ella.»

¿Tienen pensado expandir el proyecto hacia otros países?

«Horizonte 2020 está al servicio de quien lo necesite. Actualmente vienen a visitarnos personas de todo el mundo. También participamos en conferencias de diferentes países para explicar nuestro proceso e intentar ayudar a quien lo desee. A día de hoy podemos decir que 10.222 personas de 15 países han conocido de primera mano nuestro proyecto.»