La ayuda del petróleo brasileño

En contraste con el proyecto de privatizar la industria petrolífera mexicana, en Brasil se aprobó la ley que determina que el total de los resultados positivos en materia financiera como producto de la extracción del “oro negro” tengan como finalidad la educación y la salud.
El proyecto, que ya pasó por la Cámara de Diputados y previamente por la de Senadores, reparte las regalías de los contratos firmados desde fines del año pasado en adelante en un 75% para optimizar el sector educativo brasileño, mientras que el restante 25% tendrá como destino el ámbito de la salud. Solamente resta esperar por la rúbrica de la presidente Dilma Rousseff, de quien se espera que lo haga a la brevedad, ya que ella misma fue la impulsora de este tipo de políticas sociales que acallen las recientes manifestaciones que se produjeron en Brasil. De esta manera y con toda seguridad, a partir del próximo año se derivará a los citados ministerios el dinero correspondiente para mejorar un sistema que siempre debe ser prioritario para todo Estado. Y así lo manifestó el diputado André Figueiredo, perteneciente al Partido Democrático Laborista (PDT), a quien se le atribuye la autoría del proyecto y que expresó que “en 10 años se dispondrán de 140.000 millones de dólares para dar un vuelco radical en los dos sectores más postergados por los gobiernos”.
Esta iniciativa se produce luego de las masivas protestas contra el intento de ajuste en el transporte público y previo a la disputa de la Copa Mundial de Fútbol FIFA, duramente cuestionada por sectores que critican el excesivo gasto público para poner en condiciones al país para el próximo año. Un detalle no menor es que se espera, para este acontecimiento, la generación de 3,5 millones de empleos temporarios y una recaudación cercana a los 11.000 millones de dólares directamente relacionados al turismo (la mayoría de los cálculos actuales indican que habrá, aproximadamente, 600.000 visitantes), una cifra inferior a los gastos en la preparación para la competencia, que oscila los 14.000 millones de dólares. De todas formas, el sector turístico considera estas cuestiones a mediano y largo plazo por lo que, a partir del próximo año, la “industria sin chimenea” se incrementará durante los años venideros.