Como adultes atravesamos diferentes emociones y sensaciones cuando hablamos de sexualidad. Principalmente, cuando retomamos la Integralidad de la Educación Sexual Integral (ESI), hay diferentes dimensiones que conforman a la sexualidad de una persona y, como educadores, hay temas que nos hacen sentir más cómodes de abordar dentro de un aula y temas que aún nos sigue dando pudor, nos sonrojamos cuando decimos determinadas palabras, o nos genera miedo y pensamos “hasta dónde hablo”.
La temática del placer es una que nos convoca, a nosotres les adultes tanto como también a las juventudes y adolescencias. Para trabajar estos contenidos y las distintas aristas que se despliegan, conversamos con Tati Español, divulgadora sexual, interesada por lo que la sexualidad y el placer significan en nuestras vidas, autora del libro “Todo sobre tu vulva”. En esta nota, Tati manifiesta sus opiniones y experiencias respecto a la sexualidad y el placer, retomando la ESI.
¿Cómo podemos abordar el tema del placer en el aula con infancias y adolescencias?
“Somos un conjunto de generaciones que le tiene mucho miedo al placer. Miedo, resistencia, ideas muy oscuras sobre el placer. Y, también, tendemos bastante a cerrar el placer solo a lo sexual, con les niñes, les adolescentes. Creo que una generación de pibis educades con naturalidad y frescura respecto al placer podría cambiar el mundo. A veces cuando digo esto es como: ‘No, bueno. Pero los chicos y el placer, no’. Y la verdad es que se puede abordar el placer con los chicos desde un montón de lugares: el placer de hacer lo que queremos, de comer algo rico, de hacer lo que nos gusta, de cumplir con una tarea, de hacer caca. Hay un montón de placeres para los chicos que son re interesantes y que siempre los tuvimos muy prohibidos, sobretodo les niñes que son socializades como mujeres. Entonces creo que el placer se puede abordar desde muy chiques, muy cómodamente, pero para eso tiene que estar une misme cómodo con el placer. Hoy estamos pretendiendo que a les niñes les eduquen una generación de gente que creció con muchos tabús, con mucha vergüenza, con mucha culpa sobre el placer.”
¿Qué hacemos les adultes con esa mochila que llevamos de vergüenza y culpa? ¿Cómo lo trabajamos?
“A mis talleres siempre vinieron un montonazo de docentes y madres. Ahora, por ejemplo, estoy haciendo uno sobre sexualidad obligatoria y cada vez que hago ese taller hay varias madres que me dicen ‘yo a mi hije lo quiero educar re libremente, y quiero que pueda elegir lo que quiera y que sea libre en materia de elecciones sexuales, identidad de género y placer, pero yo no me permito salir con otra chica’, y por eso estaba en ese taller. Creo que el trabajo en une es constante y permanente. Mientras nosotres estemos atades por todas partes, va a ser muy difícil transmitirles a las infancias. Sobre todo, porque les niñes aprenden de lo que ven, además de todo lo que hablemos, entonces si en mi casa se vive hablando mal de la libre expresión de género, de la libre expresión de nuestra sexualidad, por más ESI que tenga, va a ser re difícil. Y, si a les docentes que trabajan con ESI se les exige que haga todo este trabajo sin elles poder hacerse ninguna pregunta, va a ser mucho más difícil. Yo creo que el trabajo lo tenemos que hacer les adultes.”
En el libro hablás de “Cirugía lingüística” y “recorte lingüístico” expresando que “llamar vagina a todos tus genitales es como decirle “garganta” a toda tu cara. ¿Crees que actualmente en las diferentes instituciones, principalmente familias y escuelas se está produciendo un cambio en estos términos?
“Sí. Cuando yo empecé a hacer los talleres ‘Todo sobre tu vulva’ hace 4 o 5 años en el departamentito de una amiga, yo ponía los flyers en Facebook y era un bardeo a la palabra vulva. Realmente no existía la palabra vulva. Siempre me boludeaban o me preguntaban qué, lo comparaban con un molusco. Y hoy, hay un libro con la palabra vulva en rojo, enorme. Hace 5 años eso no era posible, es posible gracias al laburo que hicimos un montón de personas al respecto y a la insistencia, taladrar la cabeza con este tema: ‘La vulva no es la vagina’, ‘la vulva es parte de nuestra genitalidad’, ‘la vagina es otra parte de nuestra genitalidad’. Ese silenciamiento ha ido cambiando con el tiempo, y a la vez se ha ido renovando. Los mandatos no dejan de existir sino que se renuevan. Se nos habilitó la palabra vulva, se nos habilitó habar de nuestra masturbación, un montón de temas que antes no se nos habilitaba, pero también hay un recrudecimiento de las derechas. También incluso dentro de los mismos feminismos y toda la libertad que hemos ganado en este tiempo, hay una transformación de esas libertades en mandatos. Yo hoy siento que todo esto que muches pusimos sobre la mesa al hablar de sexualidades de las personas con vulva, se está empezando a convertir en un mandato. Ahora parece que tenemos que tener un montón de orgasmos, saber un montón sobre nuestra genitalidad, masturbarnos, squirtear y que, si no nos pasa eso, somos malas feministas. Es muy difícil llegar al orgasmo, tener orgasmos todo el tiempo, parece que todo es una exigencia más para todes y termina siendo bastante hiriente para un montón de gente.”
Para finalizar, en base a estas exigencias de las cuales hablás, ¿cuáles son las inquietudes más frecuentes que te llegan a través de las redes sociales o al momento de encarar los talleres?
“Hoy en día, la mayor consulta viene de gente dudando de su orientación sexual. Mayormente, las preguntas giran en torno a la palabra ‘normalidad’. Todo el mundo quiere ser ‘normal’ y quiere que su sexualidad sea ‘normal’, cuando en realidad lo que yo digo todo el tiempo es que en lo que respecta a sexualidad, al menos, no hay una norma, no hay una normalidad. La normalidad es que somos todes distintes y que cada persona tiene su propia, única y particular sexualidad. Que lo que me gusta a mí no le va a gustar a otra persona. Sin embargo, todo el mundo lo que quiere saber es si lo que le pasa es normal y está bien. También, a partir de toda esta información y de toda la data que hay alrededor de la violencia de género, de todo lo que se fue hablando en este último tiempo, hay mucho replanteo en cuanto a los vínculos, a la heterosexualidad, a todo lo que antes teníamos naturalizado. De golpe nos damos cuenta que no está bien y que no tenemos por qué bancar un montón de cosas que bancamos. Eso abre un montón de preguntas e interrogantes para la gente, genera un montón de incertidumbre y un montón de cambio, se reconfiguran los vínculos no solo sexo afectivos sino las amistades y los vínculos familiares.”
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Magalí Ostrovsky.