Dirigida por Sebastián Borensztein («La suerte está echada» y «Un cuento chino») y guionada por el mismo en compañía de Eduardo Sacheri (autor de la novela original «La noche de la Usina»), llega al cine la película argentina de mayor producción de este año, «La Odisea de los Giles».
El inicio se ubica en agosto del 2001, poco antes del desastre económico. Algunas personas de un pueblo de la provincia de Buenos Aires crean una cooperativa agrícola y reúnen dinero, pero son vilmente engañados por el sistema bancario y se transforman, al igual que miles, en víctimas del Corralito.
Al poco tiempo, llega a ellos un dato que indica quién se quedó con su dinero y cómo fue la estrategia que usaron para cometer el fraude. Así, juntos arman un plan para recuperar lo que les pertenece.
«La Odisea de los Giles» es una historia clásica apoyada en la particularidad de su enorme elenco, Ricardo Darín y Verónica Llinás con una química muy tierna, el Chino Darín que reafirma su capacidad, Daniel Aráoz, Carlos Belloso y Rita Cortese siempre bien y un destacado Marco Antonio Caponi. Aunque no en su mejor momento, Luis Brandoni interpreta a un personaje de perfil anarquista con el que no logra encajar.
Una vez más, vemos el campo retratado con los estereotipos que les inventó la ciudad. Sin animosidad negativa, seguramente, pero sí con una intención comercial que no admite riesgos ni audacia y que exige la formula comprobada del éxito una y otra y otra y otra vez.
Por eso también es que «La Odisea de los Giles» no es mucho más que «correcta». Las expectativas particularmente esperaban una lógica explotación de la comedia que muy lejos está del resultado. La historia se transita muy amablemente y hacia el final crece mucho la tensión y el suspenso.
Lo mejor
Verónica Llinás con una escopeta y unas líneas con fuerza y una explosión muy bien lograda.
Lo peor
Una mal lograda voz en off de Ricardo Darín que narra la historia y recita la moraleja.
Un comentario sobre “La odisea en crisis”
Los comentarios están cerrados.