La pelea por Twitter

Elon Musk, una vez más, cumplió con su objetivo. Días atrás, el empresario había deslizado su interés por adquirir la totalidad de Twitter, luego de hacerse con un paquete de acciones de la red social.

En esta oportunidad, el sudafricano anunció el lunes que la compró por 44.000 millones de dólares y, de esta forma, posee «la plaza pública digital donde se debaten los temas vitales para el futuro de la humanidad», tal como definió a Twitter.

Pero las negociaciones no fueron nada sencillas. El fin de semana, Musk tuvo reuniones mediante videollamadas con el consejo directivo para que acepten la oferta. Previamente, sus integrantes le habían ofrecido al nuevo dueño un lugar en el Directorio, pero esta propuesta fue rechazada. Además, hace poco más de una semana los principales accionistas habían dado a conocer públicamente una maniobra con la que tenían la intención de obstaculizar la llegada del empresario al cargo. En el medio, hubo idas y vueltas acerca de la posición de Musk acerca de «abrir» Twitter y que sea de libre uso. Incluso, se puso como ejemplo la suspensión de la cuenta de Donald Trump quien, cuando fue presidente de los Estados Unidos, instó a la toma del Capitolio el 6 de enero del año pasado.

Al respecto de este debate, el propio Elon Musk fue contundente con un tuit: «Espero que incluso mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que la libertad de expresión significa». Desde el grupo Media Matters for America, el presidente de la organización, Angelo Carusone, advirtió que «cualquier negociación para vender Twitter a Musk debería incluir mecanismos claros y vinculantes para defender y mantener los actuales estándares de la comunidad, incluyendo la expulsión de aquellos que violan esos estándares».

Finalmente, en lo que refiere pura y exclusivamente a mejoras en la red social, dieron a entender que uno de los primeros cambios que llevarán a cabo es la posibilidad de editar los textos una vez compartidos.