Este parece ser el quid de la cuestión a nivel político. Un paro y después un saqueo definitivamente pueden entenderse como una subida de apuesta. Pero socialmente la ola de violencia y el miedo que despiertan los saqueos no son generados por un paro.
El viernes 21 de diciembre hubo saqueos a centros comerciales en distintos puntos del país. Las ciudades más afectadas fueron Bariloche, Rosario, Campana y San Fernando (donde la calle comercial más importante estaba desértica previa a las fiestas… insólito). En el microcentro algunos comerciantes cerraban sus locales apurados, como si efectivamente viniera el proclamado fin del mundo. Murieron dos personas y hubo decenas de heridos. Más de quinientos detenidos. Lo importante es llevar el tema a la Justicia y que nadie piense o vuelva a considerar que estos hechos de vandalismo constituyen una vía para generar algo positivo, ni siquiera en provecho propio.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa arrojó las siguientes cifras: 500 locales sufrieron daños de algún tipo, y las pérdidas superarían los 29 millones de pesos. Este tipo de maniobras (o meros hechos) sin duda repercuten políticamente, pero también generan problemas económicos a comercios y personas que nada tienen que ver con el supuesto conflicto en cuestión. Cuando los empleados de Metrovías hacen uso de su derecho a huelga y llevan a cabo un paro, generan pérdidas millonarias para la empresa y miles de perjuicios a los usuarios. Las principales pérdidas las sufre la empresa con quien tienen el conflicto. En este caso, los perjudicados son comercios que nada tienen que ver con el problema. Y he escuchado decir que una gran cadena no se fundirá por el robo de un LCD. Si bien es cierto, esto no justifica el hecho. Y por otro lado, no son solo grandes cadenas las afectadas.
A nivel social, un paro, un saqueo o cualquier cuestión semejante, generan una fragmentación muy fuerte, una división tajante entre las personas que no son deseables. ¿Queremos llegar a la sociedad partida en dos del peronismo? ¿Ya llegamos? Los fanatismos, los fundamentalismos y las posturas extremas no son positivas. Sorprende el odio que manifiestan algunas personas y sectores contra un gobierno que claramente no eligieron. Gente inteligente siendo altamente irracional en cuestiones donde la razón no debería faltar. Pero también sorprenden otras posturas necias que no aceptan ni un gramo de crítica.
Hugo Moyano afirmó que estábamos viviendo saqueos espontáneos por necesidad. Luego explicó que se trataba de una maniobra del gobierno llevada a cabo para victimizarse. Se ha señalado un paralelismo con la crisis social de 2001, pero no es lo mismo llevarse comida en un verdadero caos social, político, económico e institucional, que generar conflictividad en la sociedad llevándose un LCD. Cuesta entender que alguien pueda afirmar que vivimos en el mismo país que en el año 2001.
Argentina no es el idilio ni el edén sobre la tierra, pero tampoco el infierno que algunos actores sociales intentan representar.
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