Por un momento se temió un regreso a épocas pasadas de 1989 y 2001, que tuvieron graves consecuencias para el país. La noticia se difundía rápidamente: saqueos en tal lado, saqueos por acá, por allá.
Luis Andreotti, intendente de San Fernando, señaló que era como si “la policía provincial y las fuerzas de seguridad nacionales no existían. Hubo una desidia de prevención inmensa”. Además, manifestó que su distrito fue “tierra abandonada, porque nos dejaron la defensa de la ciudad sin policía porque la poca policía y la infantería que vino estaba adentro de Carrefour”.
El jefe comunal de José C. Paz. Carlos Urquiaga, ordenó suspender por varias horas la circulación de las líneas de colectivos para evitar que los secuestraran para llevar gente a saquear supermercados.
Mientras ocurrían, llegaron los clásicos cruces de palabras y de acusaciones. Del gobierno se digitaba a dirigentes sindicales, con Hugo Moyano a la cabeza, como instigadores del vandalismo. El líder de la CGT opositora aseguró que los incidentes fueron “orquestados si no directamente por el Gobierno, por gente muy allegada al Gobierno», y precisó que los desmanes en supermercados ocurrieron en “municipios que no comparten la política” de la Casa Rosada.
Por su parte, Micheli dijo que “nos señalan como que somos los que queremos voltear al Gobierno y nada que ver; cada vez redoblan la apuesta, van con un balde de nafta a apagar el incendio”.
Tras tres días de saqueos hubo 500 personas detenidas, según datos dados a conocer por la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa): los daños causados a casi 300 comercios en 40 localidades de todo del país provocó un perjuicio económico de más de 30 millones de pesos.
Analicemos brevemente la situación política en la época de los tres saqueos
A grandes rasgos podemos decir que no es la misma. En el 89 había un gobierno, el de Raúl Alfonsín, que había sido derrotado en las urnas y ya tenía un sucesor a la vista. En el 2001 la administración aliancista había perdido las elecciones legislativas de medio término y en la actualidad el gobierno de Cristina Fernández fue reelecto hace poco más de un año. Claramente son situaciones distintas.
Y acá es donde entra la cuestión de la organización, ya que obviamente alguien le avisa a la gente de estas posibles entregas de comida. Y esta discusión no es menor en el tema de los saqueos. Montados en las genuinas necesidades de la gente, hay quienes aprovechan para realizar robos que nada tienen que ver con alimentos, y lo vemos cuando se llevan equipos electrónicos, televisores y otros aparatos de tecnología.
Afortunadamente no se produjo el efecto contagio ni se desmadraron los saqueos como ocurrió en oportunidades anteriores, pero los dirigentes políticos, los funcionarios, y principalmente el gobierno, deberían estar atentos para evitar que vuelvan a suceder situaciones como estas.