Panorama latinoamericano en el Festival de Mar del Plata

El 32º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata presentó en su Panorama Latinoamericano los ocho filmes seleccionados provenientes de Brasil, Chile, Perú, México, Costa Rica, Uruguay y Colombia que reflejan la identidad regional expresada en las historias que relatan y sus particulares estéticas.

Retratos de violencia

En algunos de ellos se puede apreciar la preocupación por contar la historia pasada y la más reciente, como la resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet en «Cabros de mierda» de Gonzalo Justiniano (Chile). Los contornos que delimitan a la ficción del documental son difusos y el director chileno utiliza sus propios registros fílmicos de la dictadura de Pinochet para ilustrar el horror de un gobierno de facto en su ficción. En relación a esta cinta, se hizo presente en el Festival el director Gonzalo Justiniano.
Los efectos de la violencia en México se dejan ver a través de dos films: «El Vigilante» de Diego Ros (México), que cuenta la historia de Salvado, es uno de ellos. Mientras todos duermen, él cuida una obra en construcción. Una tarde, a metros de los adoquines que él protege con su insomnio, la policía descubre una camioneta que esconde un cadáver. Preso de un espacio el protagonista libra una ardua lucha moral entre contar lo que vio o enterrar el recuerdo debajo del hormigón armado. Asimismo, «Extraño pero verdadero» de Michel Lipkes (México) es la segunda película mexicana que retrata la violencia en las calles de ese país.
Por su parte, «El silencio de los fusiles» de Natalia Orozco (Colombia y Francia) profundiza la mirada sobre el proceso de paz en Colombia, mientras que «Real – O plano por trás da História» de Rodrigo Bittencourt (Brasil) refleja la crisis económico-social y política en los años 90′ en el vecino país, y su productor Marco Audra estuvo presente en el Festival.

Espacio para la cultura

También la cultura de la región suena en los ritmos del músico rioplatense de trascendencia internacional Hugo Fattoruso, con «Fattoruso» de Santiago Bednarik (Uruguay, Brasil y Argentina). El director se presentó junto al músico para participar del Festival. Además, se proyectó el primer film hablado totalmente en idioma aymará: «Wiñaypacha» de Oscar Catacora (Perú), con una estética acorde a la geografía de la puna donde fue enteramente filmado.
Por último, «Violeta al fin» de Hilda Hidalgo (Costa Rica y México) nos introduce, en forma serena, en la vida de una mujer que intenta desprenderse de la violencia machista.