Previsibles recuerdos

Adam Cooper encara esta ópera prima, «Recuerdos Mortales» («Sleeping Dogs» es su título original y alude, en su expresión idiomática, a algo así como revolver el pasado), luego de haber incursionado como guionista en un par de películas olvidables («Asasssin´s Creed» y «Alegiant») con no mejor suerte que sus productos anteriores, ya que el guion también le pertenece.

De manera tal que no sorprende demasiado esta nueva iniciativa en un thriller psicológico que huele como bastante previsible desde sus inicios.

El problema con este tipo de planteos es la necesaria sutileza y habilidad con la que tienen que contar como para poder atrapar al espectador en esta red que se va tejiendo y construyendo a lo largo del metraje. Nada de ello ocurre aquí, sumado al hecho que en el último tramo del film ya no quedan actores vivos que permitan inducir a confusión en cuanto a quién es el verdadero asesino de la historia.

Russell Crowe encarna a un jefe de policía retirado que debe lidiar con una memoria perdida que resulta vital para la resolución de un homicidio ocurrido hace 10 años. El conocido actor va sumando ya no talento a su carrera sino kilos que van agrandando su figura no desde el punto de vista del talento, claro está. Aquí aparece rodeado de un par de actores que no aportan nada de interés a este relato.