«Producir datos para exigir derechos»

Durante los meses de junio y julio próximos será aplicada por segunda vez la Encuesta Nacional Migrante de Argentina, ENMA 2023, la que busca constituirse en una herramienta de aplicación periódica que permita producir información actualizada, representativa y específica sobre las personas migrantes en el país.

Se trata de un trabajo colectivo impulsado desde la Red de Investigaciones en Derechos Humanos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en el que participan activistas de derechos humanos, organizaciones de personas migrantes, así como representantes de organismos estatales e investigadores.

Una de las principales novedades de esta segunda versión es que se aplicará de manera mixta. Mientras en la primera edición desarrollada en 2020 se relevó información de manera totalmente virtual, este año el proceso tendrá también una etapa presencial, lo que permitirá fortalecer la representatividad de la información que se recabe.

De acuerdo a lo señalado por Natalia Debandi, una de las coordinadoras generales de la ENMA 2023, la primera edición surgió de un requerimiento de la sociedad civil, de diversas organizaciones de migrantes que precisaban de datos para desarrollar planes de acción. Esa primera versión, atravesada por la pandemia reveló, por ejemplo, que el 51% de las personas migrantes encuestadas vieron interrumpidas sus fuentes de ingresos a partir de la emergencia sanitaria.

Financiamiento y fórmula mixta

Para la versión 2023 “redoblamos la apuesta”, indica Natalia Debandi. “Sabemos que la virtualidad no alcanza, por lo que fuimos a tocar la puerta del sistema científico y tecnológico del país, que nos la abrió, para pedir financiamiento para aplicar la encuesta en territorio”, añade.

En el inicio de la planificación de la ENMA 2023, más de cien personas se sumaron como participantes activas en todo el país. Para esta nueva edición, las proyecciones superan los 3.114 cuestionarios válidamente respondidos en 2020. Pero en especial, subraya Natalia Debandi, el objetivo es mejorar la distribución de la muestra y el número de casos en las regiones. Para ello se sirven de la información relevada por el Censo 2010 (que es el disponible con información completa), junto a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y datos del Registro Nacional de Personas (RENAPER).

Con relación a esto último, la académica subraya que la ENMA no pretende suplir las fuentes oficiales. No existe una competencia ni con el Censo ni con la EPH, entre otras cuestiones, porque la ENMA tiene un enfoque práctico de derechos humanos, que pone el acento en que las personas migrantes se sientan identificadas con las preguntas que se hacen y en la forma en que las mismas se aplican.

“Cada vez hay más información y eso nos ayuda a hacer triangulaciones estadísticas para estimar, por ejemplo, cuál es el peso de población que tienen las distintas regiones del país, con relación a las distintas nacionalidades, según género y edad”, apunta Debandi.

En términos técnicos, la encuesta tiene un alcance nacional y una representatividad regional con base en la distribución por principales orígenes nacionales, género y edad.

Como ya está dicho, será aplicada durante los meses de junio y julio de este año, de manera virtual y presencial, y abordará las características sociodemográficas y familiares, trayectorias y motivos migratorios, situación documentaria y condición frente al asilo, derecho a la educación y a la salud, hábitat y acceso a servicios básicos, acceso a protección social, trayectoria educativa y situación laboral, discriminación y violencias, y participación política y comunitaria.

Si deseás conocer más de la ENMA 2023, accedé haciendo clic en este link.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Felipe Bäuerle Fuchser.