Quedan heridas por sanar

El 2 de abril de 1982, Argentina se tornó color sepia. Ese día se declaró una guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas y en las calles se percibía silencio.

El miedo no era algo nuevo, de hecho, se había puesto tenebrosamente cómodo luego del 24 de marzo de 1976, fecha en la que el país se vio frente a frente con una dictadura cívico-militar. Desde aquel entonces, no hicimos más que rememorar los distintos hechos que acontecimos como nación. Incluso para las personas como yo, que no lo vivieron físicamente sino a través de relatos de terceros.

Con la llegada de internet, se nos facilitó la búsqueda constante de archivos, testimonios, videos, fotos, lo que sea que forme parte de hechos históricos o, en este caso, tragedias que no dejan de doler. Las generaciones de este milenio tuvieron eso. Un solo clic para dejar expuesta la hipocresía, la mentira y el descaro con el que habían manejado al pueblo en aquellos años.

Aún habiendo pasado tanto tiempo, continúan saliendo casos a la luz de aquel abril que tanto vacío nos produjo como sociedad. Algunos son emocionantes, por el coraje ante el contexto. Otros, profundamente dolorosos.

Así resalta el del excombatiente Carlos Belloso. El actor argentino, de 58 años, fue entrevistado en un canal de televisión y contó que formó parte de la Guerra de Malvinas en el Grupo de Artillería 11. «Yo estaba en el litoral marítimo, en una base aeronaval que era uno de los frentes. Por un decreto, el litoral fue corrido de lugar y para el Estado soy veterano de guerra no reconocido».

Su sector se vio muy afectado durante el enfrentamiento, y también señaló que muchas personas le cuestionan su participación porque él «no estuvo en las islas», a lo que replicó: «El crucero General Belgrano tampoco y fue la mayor cantidad de bajas que hubo en la guerra».

Con 18 años, se vio sometido a una pesadilla al igual que cientos de jóvenes argentinos. Expresó el contraste que atravesó. Un día se fue a bailar con sus amigos, y a las dos semanas se estaba preparando para defender un aeropuerto.

Por eso, cada abril recordamos a los caídos con un gran dolor y agradecimiento, pero también debemos reconocer reclamos como los de Carlos, que son injustamente invisibilizados. Cada soldado, ya sea con un puesto específico en las islas o en otro sector de esta guerra dolorosa, debe ser reconocido como tal. Cada uno se armó de valor y se presentó a defender a su patria en el cargo que le correspondía. Con miedo. Con incertidumbre. Con la constante cercanía a la muerte. Con pocos recursos.

Lo único más grande que todo aquello que los perjudicó, y el mayor motivo por el cual debe haber reconocimiento igualitario para los soldados, es la valentía.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Mica Vitello.