Realidad aumentada, qué es y para qué sirve

Caminando por la calle pasamos junto a una tienda de indumentaria que nos gusta mucho. La camisa de la vidriera nos llama la atención y surge la duda: “¿La tendrán en mi talle?” Antes hubiéramos entrado a preguntar. Ahora, con solo apuntar nuestro teléfono, podemos recibir una catarata de información y saber, no solamente que dicha prenda ciertamente está disponible en nuestro talle, sino que, además, en qué colores y qué descuento tenemos en este local con nuestra tarjeta de crédito o qué otros artículos en oferta podrían interesarnos de acuerdo a nuestras últimas compras. Incluso, algunas aplicaciones nos dejan comprobar si la remera nos queda bien sin tener que probárnosla. Este es el futuro. Bienvenidos al mundo de la Realidad Aumentada.
En los últimos años, con el auge de los dispositivos móviles y la web 2.0, comenzó a utilizarse el término Realidad Aumentada (RA) para referirse a las tecnologías que permiten incorporar al mundo real elementos del mundo virtual (ya sean etiquetas, videos, mapas, información adicional a la disponible, a simple vista) que enriquecen, por lo tanto, la percepción humana. A diferencia de la realidad virtual, que crea un mundo nuevo que está aislado del real, la RA implica una interacción entre la información física y la tecnología.

Algo de historia

El término Realidad Aumentada fue utilizado por primera vez por Tom Claudel, un investigador de la compañía Boeing, de quien se dice que acuñó el término a comienzos de la década del 90. Por ese entonces, para reparar y montar aviones de la compañía los operarios empleaban un visor montado sobre su cabeza que permitía visualizar textos y diagramas relativos a la parte del avión que se estaba reparando.
En 1999 se difundió el término cuando Hirokazu Kato creó ARToolKit, librería base del mundo de Realidad Aumentada. De las aplicaciones en mecánica se pasó a nuevos campos como los juegos, el marketing, la publicidad, la comunicación empresarial e, incluso, la educación. En la actualidad, el logotipo oficial de Realidad Aumentada indica a los usuarios en qué sitios pueden aprovechar sus aplicaciones para así maximizar su experiencia e interactuar de otra manera con la realidad que los rodea.
En un comienzo, los sensores que se utilizaban eran magnéticos, ópticos o acústicos y muy costosos. También se hacía necesario que existieran determinados marcadores que el software pudiera interpretar para así brindar una respuesta. Hoy día, cada vez más aplicaciones trabajan sin marcadores, basadas en reconocimiento de imágenes y otra información contextual.

Cómo funciona

 
En la actualidad, los dispositivos que nos permiten acceder a la Realidad Aumentada son económicos y están al alcance de todos. Se trata de los teléfonos inteligentes o smartphones, los cuales -gracias a diversas aplicaciones- nos permiten acceder a las diferentes capas de información no disponibles mediante nuestros cinco sentidos. Por ejemplo, al llegar a un restaurante podemos saber, con solo enfocar el lugar con una pantalla, si alguno de nuestros contactos de determinada red social está allí, cuáles son las bebidas que se sirven, qué recomendaciones de la barra han hecho usuarios anteriores y si alguien del lugar sería potencialmente compatible con nosotros como pareja.
Todo ello es posible gracias a elementos del dispositivo tales como la cámara, el GPS, su acelerómetro y el giroscopio que, combinados con sistemas de reconocimiento visual y la información disponible en el teléfono o en los servidores en la nube, nos permiten una experiencia de fusión de la realidad visual y virtual. Al mismo tiempo que los smartphones, nuevos dispositivos como los Google Glass, presentados en junio del año pasado, permiten cada vez más una experiencia rica e integradora. Y todo parece indicar que esto es solo el comienzo.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Joan Milton Cwaik.