Riesgos por el consumo de alcohol

La cuarentena, históricamente, fue utilizada como un método drástico para contener la expansión de enfermedades contra las que la medicina no tenía recursos. La lepra, la famosa peste bubónica, la fiebre amarilla, el cólera, el tifus o la llamada gripe española de 1918 fueron algunas enfermedades que se quisieron controlar y el último recurso en un mundo mucho más interconectado de lo que a menudo se cree, donde la propagación de enfermedades era, en muchas ocasiones, culpa de la globalización.

El planeta se detuvo primero en China y luego comenzó a ser masiva la parálisis en otras naciones. Los servicios, en general, se cancelaron y las terapias psicológicas comenzaron a ser online. Las adicciones, parte importante de la actualidad consumista, no desaparecen por el confinamiento, pero las terapias de rehabilitación son canceladas para evitar contagios por COVID-19. En este contexto aparece la preocupación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los gobiernos por el aumento del consumo de sustancias adictivas, y la sustancia que más preocupa a los expertos es el alcohol. De venta libre, fácil acceso y bajo costo, el alcohol es la bebida que no se considera peligrosa por el consumidor que busca relajarse y pasar el rato, para el adicto es un problema significativo en un proceso de rehabilitación por alcoholismo.

Rompiendo mitos sobre el alcohol

Como parte de su respuesta de salud pública al COVID-19, la OMS trabajó para desarrollar una hoja informativa que aborde los mitos y brinde orientación durante la pandemia: «Alcohol y COVID-19: lo que necesita saber». La OMS en Europa recuerda a las personas que beber alcohol no los protege del COVID-19 y alienta a los gobiernos a aplicar medidas que limiten el consumo de alcohol.

Según señalan desde el organismo, el miedo y la desinformación generaron un mito peligroso de que el consumo de alcohol de alta concentración puede matar el virus COVID-19. No es así. El consumo de cualquier alcohol plantea riesgos para la salud, pero el consumo de alcohol etílico (etanol) de alta concentración, especialmente si fue adulterado con metanol, puede tener graves consecuencias para la salud, incluida la muerte, aseguran los expertos de la OMS.

En casa con una adicción

En el caso del alcoholismo como adicción, “los consumidores habituales y excesivos de bebidas alcohólicas pueden no ser conscientes del problema que representa dicho uso abusivo”, asegura Francisco Pascual, presidente de la Sociedad Científica Española de Estudio sobre el Alcohol, Alcoholismo y otras toxicomanías (Socidrogalcohol).

La mayoría de las drogodependencias empiezan siendo sociales, pero cuando llega el abuso la mayoría se termina consumiendo en soledad, una copita con la cena se convierte en dos botellas escuchando su disco favorito. Y, aunque es difícil imaginar a un adicto a la cocaína haciendo una línea en la mesa de luz de su casa, es seguramente lo que está ocurriendo en el confinamiento. El alcohol es socialmente aceptado, fácil de conseguir y de bajo costo. El riesgo de recaída a una adicción se aumenta con la soledad y las medidas de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio.

El alcohol es una sustancia psicoactiva que se asocia con trastornos mentales. Las personas en riesgo o que tienen un trastorno por consumo de alcohol son particularmente vulnerables, especialmente cuando se encuentran en aislamiento. Los servicios médicos y de tratamiento deben estar alertas y listos para responder a cualquier persona que lo necesite, consta en su informe la OMS.

Consumo en la región

Según la OMS, en el 2018 Uruguay y Argentina encabezaron el ranking del total de alcohol consumido en la región. En nuestro país se registran datos de consumo de 9,8 litros de alcohol puro per cápita, para un promedio regional de 8 litros y con proyecciones en aumento para el año 2025. De acuerdo a los datos publicados por la Secretaria de Políticas integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) en 2017, el 8% de las enfermedades cardiovasculares son atribuibles al consumo de alcohol.

Conforme con cifras oficiales del mismo ente, la edad de inicio de consumo de alcohol en Argentina es en promedio 13 años. En los últimos tiempos, y acompañando la tendencia internacional, se evidenciaron cambios en la modalidad y patrón de consumo de bebidas alcohólicas que se manifiestan en una edad de inicio cada vez más temprana.

Durante semana santa La Rioja, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, Jujuy, Córdoba, Neuquén, Misiones, Chaco y Río Negro promovieron medidas para controlar el consumo y venta de alcohol para disminuir la violencia doméstica, sin embargo, poco se dijo de las consecuencias del consumo excesivo del producto. Por su parte, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se encargó de confirmar que la Ciudad de Buenos Aires no iba a «acompañar esa medida».

Durante el confinamiento, en las personas con adicciones activas se producen conflictos generados por la tensión, la ansiedad y los propios efectos del psicoactivo. Esto afecta también a sus familias y aumenta si están solos. La violencia y los síntomas por abstinencia son los más graves y que preocupan a los expertos.