Suecia sin gobierno

Suecia atraviesa días de crisis política e institucional. A una semana del pedido de moción de censura al primer ministro, Stefan Löfven, este presentó el lunes su renuncia indeclinable tras su asunción en 2018. «A un año de las elecciones previstas, teniendo en cuenta la situación excepcional en la que se encuentra el país, con una pandemia y los retos que eso conllevaría, las elecciones anticipadas no es lo mejor para Suecia», expresó Löfven en conferencia de prensa.

Como consecuencia de la dimisión del cargo, primera que logra destituir al Primer Ministro en el país europeo (de un total de once), el Parlamento (Riksdag) deberá buscar un reemplazo, responsabilidad que recaerá sobre Andreas Norlen. «Pedí al Presidente de la Cámara ser destituido de mis funciones», dijo el socialdemócrata al comunicar públicamente la decisión. «Votaron para voltear al gobierno sin siquiera tener preparada una alternativa», denunció Löfven.

Al respecto del presente político sueco, el desgaste se profundizó cuando el Partido de la Izquierda anunció que iniciaría la moción de censura contra el exdirigente sindical porque tenía la intención de liberar los precios de los alquileres, regulado de manera estricta desde los 80′. Finalmente, la inquisición recayó desde el Partido Demócrata, ubicado en la extrema Derecha, que contó con el respaldo del Partido Moderado (precisamente, estiman que su líder, el conservador Ulf Kristersson, podría ser el elegido como nuevo primer ministro) y los Demócratas Cristianos. Es decir, la iniciativa fue aprobada por 181 electores del total de 349 que integran el Parlamento. «Si existen las mínimas condiciones estoy dispuesto a aceptar formar un gobierno», adelantó Kristersson.

Aunque técnicamente hasta no tener otra persona en el cargo, Löfven seguirá de alguna manera en funciones, Norlen tendrá que consultar y acordar con todos los partidos, además de obtener el mínimo de 175 votos en la Cámara, para finalizar la acefalía de gobierno.