
Matar y morir, constante de la globalización
Rosliakov, de 18 años, llegó al centro con dos mochilas y pertrechado de una escopeta de repetición. Se desplazaba de sala en sala y, como un combatiente experimentado de las fuerzas especiales, lanzó primero una granada casera para entrar luego disparando con su fusil sobre la gente: mató a 20 personas, dejó 50 heridos y…