Tener más sexo no nos hace más felices

En el 2004 un estudio inglés que relacionaba el sexo, el dinero y la felicidad concluyó que aumentar la frecuencia de las relaciones sexuales de una vez al mes a una vez por semana nos hacía tan felices como ganar 50.000 dolares en nuestra cuenta bancaria.
Pero, mientras este y otros estudios basados en encuestas establecían una asociación entre el sexo y la felicidad, no comprobaban que necesariamente el aumento de uno hiciera crecer el otro en la misma medida.
De acuerdo a un nuevo estudio publicado en The Journal of Economics and Organization, más sexo no nos hace necesariamente más felices. El nuevo paradigma señala que la felicidad no está en la cantidad sino en la calidad.
Para este estudio los investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, reclutaron a 64 parejas heterosexuales de casados para realizar un experimento: después de responder un cuestionario que intentaba medir su nivel de felicidad en general, la frecuencia de actividad sexual y cuán placentero era el sexo en la pareja, se dividió el grupo en 2 y a la mitad de las parejas se les pidió que duplicaran la frecuencia con la que mantenían sus encuentros sexuales. Es decir, que si lo hacían una vez por mes (lo mínimo para aplicar al estudio) ahora lo harían 2 veces y si lo hacían 3 veces por semana (lo máximo para el estudio) ahora lo harían 6 veces. La otra mitad no tenía que hacer nada más que seguir con su vida normal.
Al grupo activo también se le pidió que complete una encuesta post-sexual donde detallara el nivel de satisfacción con la sesión y el cambio en su humor durante los 90 días que duraba el experimento. El 40% de las parejas logró duplicar la cantidad de sexo al mes de manera consistente pero esto no los hizo más felices. Ambos, hombres y mujeres, declararon un descenso en su nivel de energía, entusiasmo y satisfacción sexual. Esto sorprendió a los investigadores, no así al profesor George Loewenstein, lider la investigación, quien afirmó que estudios anteriores perdieron de vista el deseo por la pareja y el placer como factores de felicidad en oposición a la mera frecuencia.
Así que más no es mejor, aunque no se crea.