«Tiran veneno sabiendo lo dañino que es»

Este viernes en el Noticero dialogamos con Erika Gebel, integrante de la Asamblea de Vecinos de La Matanza envenenados por glifosato, quien nos cuenta cómo se enteró de esta situación que afecta a su familia y comunidad, y detalla por qué es necesario que cesen la fumigación con estos productos agrotóxicos.

«Acá en el Kilómetro 35, 36 y 37 hay un campo de soja que atraviesa distintos barrios y afecta, lamentablemente, llevan esta actividad de una forma sin control y tiran veneno. En mi caso, tengo a mi nene de 9 años y a mi esposo con glifosato, y no es el único veneno que utilizan: también un cóctel, una mezcla de otros insecticidas y herbicidas. En mi experiencia, me fumigan a cuatro metros de mi casa. Y digo que me fumigan porque a veces estoy en casa y pasa el tractor, viene directamente el producto a mi cabeza, según cómo venga el viento. La situación es espantosa y somos un montón de familias afectadas, es un campo grande y son varios kilómetros los que abarca», detalla Erika.

Además, la activista afectada expresa que «jamás pensé que iban a estar tirando un veneno tan malo para la salud porque esto termina causando la muerte, más o menos a lo largo del tiempo, y que nadie iba a tomar una medida de protección o prevención. Estamos hablando de pleno Conurbano», «son lugares llenos de gente, hay casas quinta, ranchitos, hay de todo, pero para que se entienda, son barrios, constituidos, con escuelas y plazas». «Tirarte veneno sabiendo lo dañino que es para la salud, que te puede provocar cáncer, abortos espontáneos, malformaciones es inhumano», expresa, y revela que «yo no podía vivir, estuve cuatro meses sin caminar. A todos le puede provocar distintas cosas, hay personas que pueden ir por el lado de las convulsiones o un accidente cerebro vascular (ACV), como a mi compañero. Siente dolores y hormigueos en la cabeza y la presión muy alta en momentos de descanso, por ejemplo, durante la noche y sin ninguna explicación».

Al respecto de sus afecciones, Erika Gebel recuerda que «no te encuentran nada en el hospital, son problemas en la salud que aparecen por los agrotóxicos y las fumigaciones. Cuando estuve sin caminar nadie podía decirme qué me pasaba, mi hijo cuando empezó con problemas en la piel no le encontraron que era alérgico a nada, pero claro, estaba envenenado», y detalla que «hoy se puede apreciar el jardín de mi casa todo muerto».

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