Un álbum para todos los gustos

Cuando el 12 de agosto de 1991 apareció “Metallica”, conocido universalmente como “The Black Album” por su portada, los miembros de la banda tenían bien claro lo que estaban haciendo, y derribaron de una patada las barreras entre el metal y el resto de la música popular. James Hetfield y Lars Ulrich querían que sus canciones llegaran a sus antiguos fans, pero también a los chicos de Seattle y el resto de lugares donde se estaba cocinando la explosión del rock alternativo, o a cualquiera que decidiera librarse de prejuicios para escuchar a una banda de rock con mayúsculas.

Treinta años después del lanzamiento antes citado, este “The Metallica Blacklist” es la confirmación de que la jugada fue perfecta y que su música, al contrario de la de otras bandas de su género, fue absorbida por músicos de todo tipo.

No es que todo sea perfecto, quizás sean pocos los que escuchen un disco con 53 temas más de una vez, pero este tributo no está para conseguir grandes críticas sino para enseñar que tenían razón y que Metallica se introdujo en la casa de gente que escuchaba géneros que parecían opuestos al metal, como el country, el pop más comercial o el hip hop. En eso, el disco es todo un acierto, en abrirse a todo tipo de géneros. Se podría sacar un “Black Album” country bastante apañadito, también un “Black Album” punk e, incluso, uno latino, demostrando que su sombra se expandió mucho más allá del metal.

¿Será un disco al que vuelvas seguido?

No, pero cumple perfectamente su objetivo, que es enseñar a un público que nunca escuchó a Metallica, el de grupos y artistas como IDLES, Miley Cyrus y J Balvin, que existe la música de esta agrupación y, más importante, que su público se entere de que también existe el punk, el jazz, el country, el pop y sí, también, el trap y el reguetón. En definitiva, el triunfo de una banda que luchó en su tiempo por salirse de las barreras del metal y llegar a un público más amplio y que si este disco es oído lo consiguió por demás.

El triunfo de Metallica y de su “Black Album” es esto, ver todo un espectro de músicos de diversos registros y lugares posibles meter mano a sus canciones, y ver que su huella se sigue proyectando mucho más lejos que la del resto de bandas de su género, porque supieron abrirse a otros oídos y, mucho más importante, tenían las canciones perfectas para hacerlo.