«Un pueblerino que vive en Europa»

Así lo tituló Agustín Bugallo, jugador de la selección de hockey, en su charla con Punto Aparte. El sanjuanino surgido de Barreal Hockey Club actualmente juega en los Países Bajos y se prepara para los Juegos Olímpicos de Tokio que se realizarán el año próximo.

“Desde que arrancó el año me puse el objetivo, estaba de vacaciones y entrenaba todos los días, porque sabía eso que si quería ir tenía que hacer más. Sabía que en lo personal tenía que entrenarme el doble. Creo que es un sueño y, más allá de ir con un equipo que puede sacar medalla -que eso es tremendo-, me sentiría bastante realizado como jugador al haber jugado un juego olímpico, porque debe ser un sueño total. Así que estamos enfocados en eso».

Sus palabras demuestran el esfuerzo y sacrificio que hizo Agustín para crecer como jugador profesional, desde ser convocado en la selección a disputar la liga neerlandesa en uno de los clubes más importantes de Europa, como es HGC de Wassenaar, cuyo prestigio es tal que allí juegan las hijas de la reina Máxima Zorreguieta y, si bien todavía no pudo conocer a la familia real, le gustaría tener la oportunidad de cruzarse con la soberana nacida en Argentina.

“Estaría bueno, sería divertido, porque también viven cerca de acá y las hijas juegan en el club. Es increíble porque estás hablando de una reina, de los reyes de los Países Bajos, y de repente ves en las noticias que fue a comprar helado a una heladería que tengo a cinco cuadras, en bicicleta. Así es la forma de vida que llevan acá, te podés encontrar cualquier cosa, la podés encontrar en el club tranquilamente tomando un café».

“Bugui”, como lo apodan desde que llegó a los Países Bajos debido a que sus compañeros no les sale pronunciar bien su nombre, confesó que todavía no aprendió el idioma, entonces utiliza el inglés porque es universal y, además, el club Pinoké le había puesto una profesora de inglés, pero todavía sigue luchando con su lenguaje.

“Algunas puteaditas te enseñan los pibes, no te las voy a decir. Me acuerdo que cuando llegamos a Pinoké (con Martin Ferreiro), éramos los únicos dos extranjeros que hablábamos en otro idioma (inglés). Así que en un momento el técnico me armó una lista con unas palabras para decirle a los delanteros, para hablar en la cancha, para organizar a los compañeros. Ahí aprendimos un poco, solo palabras aisladas como derecha, izquierda, arriba, abajo y presión».

¿Cómo es la liga y cómo se vive desde adentro?

“Te defino a la liga neerlandesa como atacar, no conocen otra cosa que ir para adelante y te impresiona. Te doy un ejemplo, va ganando 2 a 0 y el central la pone en juego cuando todavía no se armó nadie, y se pone a correr adelante con la bocha. Hay equipos que están más armados estructuradamente y hay otros que es realmente correr y pasarla y atacar. Eso te genera que en un momento haya bastantes espacios y eso a mí la verdad que me encanta, porque es mi forma de jugar, de romper corriendo. Es impresionante, nosotros los argentinos decimos ‘pará un poco, escondé las pelotas’, va ganando un equipo importante y no podés hacer esas cosas. Muchas veces te la terminan robando y hacen el gol ellos, y perdés posesión por hacer esas cosas. Pero es su forma de juego y es acomodarse a eso», revela Agustín.

De esta forma, Bugallo se adaptó bastante rápido a pesar del idioma y la cultura, y confiesa que le costó mucho más el cambio de San Juan a Buenos Aires, porque se fue a los 17 años a vivir solo lejos de su familia y amigos. Pero su tiempo en el seleccionado le dio nuevas amistades como la de Maico Casella y Ferreiro, con quien convivió un tiempo apenas llegó a los Países Bajos.

“Somos como hermanos, en el junior éramos amigos porque entrenábamos todos los días 5 horas, entonces a la larga tenés la relación. Pero la verdad que desde que él arrancó en el seleccionado yo siempre comparto habitación con Maico, pero en dos torneos que él no fue compartí con Martin y nos hicimos re amigos ahí y hasta el día de hoy somos como hermanos. Por más que ya no vivamos juntos, también mi novia es muy amiga de la novia de él. El miércoles vamos a comer a la casa y todas las semanas tratamos de hacer algo juntos, mantenernos en contacto y charlar de cosas que hablás con tus ‘verdaderos’ amigos, por así decirlo. La verdad que lo quiero mucho y tengo una gran relación con él».

Además, tuvo la oportunidad de compartir cancha con su mentor, Matías Fernández, el capitán de Mitre, quien también fue un León que salió del semillero de Barreal Hockey Club y le enseñó a Agustín a superarse y entrenar para conseguir sus metas.

“Si vos sos bueno en algo no te basta con eso, tenés que entrenarlo porque los que están son todos buenos y si no entrenás un montón todas esas cualidades no llegás a ningún lado. Y eso es lo que vi en él, que siempre se rompió el lomo y entrenó a full. Y él fue el primero que se vino a Buenos Aires también de Barreal, me fui a jugar a Mitre en parte por él y en parte por el técnico. Y siempre soñaba con todo lo que él estaba viviendo, así que para mí es un orgullo, logró un montón de cosas y está logrando un montón de cosas importantes. Es decir, es el capitán de Mitre hoy en día y no es fácil venir de otro club o de otro lugar y ser el capitán de un club tan importante, así que la verdad que me llena de orgullo también».

Por otro lado, Agustín es un amante del deporte, ya que además del hockey le gustaba jugar al futbol, al handball, hacer rafting y participó en un Sudamericano de Kayak Freestyle. Pero, sobre todo, es un apasionado del surf a pesar de que el mar más cercano le quedaba a miles de kilómetros de su pueblo.

¿Vivir en Barreal o no volver nunca?

“A mí me encantó mi etapa ahí en Barreal, pero creo que para crecer en lo que yo quería me tenía que ir si o si, y hoy en día estoy contento, me encanta lo que hago y dedicarme a lo que me gusta. Así que no sé, creo que hoy en día viviendo las cosas que viví me iría a vivir a Barreal. Pero años antes quizás te diría que no. Hoy en día sí dejaría un montón de cosas, no poder hacer surf me mata, pero me la rebuscaría ahí en el río o en algún lado. Respuesta final, me voy a vivir a Barreal», concluye.

Finalmente, a Agustín Bugallo podemos definirlo como un amante del deporte y, entre otras cosas, también sabe tocar la guitarra, aunque le cueste acordarse las letras de las canciones. Es un deportista que intentó incursionar en Abogacía pero dejó por falta de tiempo. Y si pudiera tener un súper poder, elegiría teletransportarse a su pueblo para comer un asado con sus amigos de toda la vida, porque él no olvida sus raíces y se siente un “gaucho” viviendo su sueño en Europa, mientras toma mates amargos esperando a participar de los Juegos Olímpicos y la oportunidad de volver a Barreal.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Lorena Barrozo.