Una película errante

Dentro de la Competencia Latinoamericana del 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se podrá ver «El perro que no calla», la nueva película de Ana Katz («Una novia errante», «Mi amiga del parque», «Sueño Florianópolis»). A su vez, el estreno comercial en salas será el día 25 de este mes.

Sebastián (Daniel Katz) tiene un problema, parece ser que su perra llora sin parar cada vez que se queda sola. Sus vecinos le dan un ultimátum y a su trabajo no lo dejan llevar mascotas y, a partir de este pequeño desencadenante, la película se impulsa hacia lo que parece será el derrotero del protagonista en busca de una solución.

Sin embargo, esta idea se transforma en McGuffin a partir de un notable golpe bajo frente a un espectador desprevenido y despistado por la ternura y la comedia de los primeros minutos.

La película cambia y se vuelca a un drama más áspero en el que Sebastián se desplaza por la vida según donde lo lleve la marea de un mundo colapsado y lleno de sabores agrios. El blanco y negro de las imágenes acentúa la densidad melancólica, aunque no olvida detenerse en instantes más dulces y felices. Pero la narración no cambia una sino muchas veces: distintos empleos, mudanzas, una esposa, un hijo, un divorcio y hasta un meteorito son algunos mojones que se atraviesan sin mayor desarrollo, más bien como un puñado de momentos que aparecen entre elipsis y elipsis de forma aleatoria, sin un sentido uniforme ni un objetivo claro, lo cual puede hacer sentir, por momentos, que se están viendo varias películas distintas en lugar de una.

No obstante, cabe destacar que aquellos elementos directamente vinculados con los últimos años de la pandemia están allí en la película desde antes de que el coronavirus existiera, y responden a una sensibilidad especial de la directora para detectar el síntoma de la desconexión humana antes de que el aislamiento social nos exlotara en el rostro. Esto último podría ser una virtud poderosa si no fuera simplemente una anécdota más en el camino errante que transita «El perro que no calla».

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