¡Llegaron las vacaciones de verano! Este es un momento tan esperado para compartir en familia pero que, también, implica el desafío de organizar los días para que sean disfrutables. Muchas familias me consultaron acerca de cómo poder sostener ciertas rutinas durante el verano y qué hacer con los chicos en casa. Considero que la clave para lograrlo es organizarse, compartir y disfrutar. Sí, organizarse es imprescindible.
Mantener ciertas rutinas es clave para brindarles a los niños un marco de seguridad, incluso, en este tiempo de descanso. Aunque las vacaciones invitan a relajarse, es importante poder conservar algunos hábitos y permitirse flexibilizar en otros. Las rutinas son propicias para lograr un clima familiar sano y equilibrado. Favorecen la calma, enseñan, ordenan, brindan seguridad y estabilidad en los niños y todos los integrantes de la familia.
Si son pensadas en función de la dinámica familiar lograrán, además, cierta armonía en el día a día, optimizando aún más el tiempo de disfrute. Estas deben aplicarse en un contexto armonioso, en un clima emocional positivo, de amor, paciencia y calma. Para lograrlo, es fundamental que se piensen con anticipación. Recordemos que, como siempre menciono, la anticipación es la clave.
Para armar las rutinas, sugiero pensar en todas las actividades que realizan con sus hijos (alimentación, sueño, juego, higiene), enumerarlas según prioridad y, luego, armar una grilla de horarios (con cierta flexibilidad).
Recordemos que debe ser un plan hecho a medida de tu familia, teniendo en cuenta las características y necesidades propias de los padres e hijos. Sugiero armar un planificador semanal (por ejemplo, en la heladera) y volcar todas las actividades y rutinas. De esta manera, favoreceremos la anticipación, evitando ansiedades y/o sobresaltos.
Es fundamental que las rutinas se repitan, que se hagan parte de la familia. Por supuesto que se pueden cambiar detalles, pero las generalidades deben ser conservadas. Y algo muy importante para tener en cuenta: todos los adultos deben estar en conocimiento de estas rutinas y de acuerdo, debe haber un consenso. ¡Y los chicos estar al tanto de qué se espera de ellos!
Además de la organización y las rutinas, mencioné anteriormente que es importante poder compartir y disfrutar en familia, realizando actividades conjuntas. Explorar un parque nuevo, salir a recorrer al aire libre, investigar y aprender sobre bichos o insectos, o armar juguetes con material reciclado, jugar simbólicamente, cocinar juntos, hacer manualidades, dibujar o colorear juntos, pueden ser algunas de las ideas a realizar en familia.
Asimismo, disfrutar de espacios de calma, como momentos de lectura compartida. Una idea simple pero significativa es invitar a los niños a escribir o dibujar cada noche aquello que más disfrutaron del día. Esta actividad refuerza la gratitud y la metacognición.
Para finalizar, me gustaría brindar algunos consejos prácticos. Planificar actividades junto a tus niños puede ser una herramienta valiosa. Preguntarles qué les gustaría hacer les permite sentirse escuchados y les da un rol activo en la organización de las vacaciones. También es esencial respetar los tiempos individuales, permitiendo que cada miembro de la familia tenga espacio para sus propias actividades y necesidades.
Por último, comparto un consejo muy importante: adaptá tus expectativas. No todo saldrá perfecto, ¡y eso está muy bien! Lo importante es estar presentes y disfrutar. Entonces, no se trata de llenar el día con actividades interminables sino de aprovechar los instantes compartidos: tiempo de calidad, no necesariamente de cantidad.
Artículo elaborado por la licenciada Micaela Colombo (MP 230.444).