La crisis económica en nuestro país se acentúa con una caída de ventas en el sector minorista que supera el 25%, y el desempleo en el sector público y privado crece, y la inflación pasó de dos a una cifra pero es constante, mientras las tarifas continúan aumentando por sobre los acuerdos salariales.
Con este preocupante escenario que no parece torcer el rumbo de la Argentina, una de las posibilidades para solventar gastos y afrontar los pagos de los servicios es la de ahorrar y reducir el consumo de energía eléctrica. Por este motivo, vamos a conocer cómo varios de los electrodomésticos y otros aparatos que se encuentran en el hogar continúan utilizando recursos aunque no los estemos utilizando. Actualmente, estos representan hasta 16% del consumo eléctrico en las viviendas.
Al respecto de la detección de estos equipos que provocan consumo «fantasma» o «vampiro», la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) detalla a cuáles hay que prestar especial atención y desenchufar para evitar que sigan generando gastos. Cabe mencionar que CADIEEL es «una sociedad civil, sin fines de lucro, que representa a nivel nacional a más de 2.200 industrias de los diferentes rubros que emplean a más de 60.300 trabajadores de alta calificación técnico-profesional».
Algunos productos, «como quedan en un modo stand by (de espera) o con ciertos componentes activos (como transformadores, pequeñas luces y relojes), provocan un consumo eléctrico mínimo, aunque constante, que termina siendo un peso relevante para el bolsillo». Precisamente, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) comunicó que, «a menos que se los desenchufe, no están realmente apagados los televisores, equipos de audio, hornos microondas, teléfonos inalámbricos, computadoras, consolas de videojuegos y demás aparatos con modo stand by, con baterías recargables y/o con reloj u otro panel informativo digital». «La impresora, el módem y el router son otros típicos ejemplos de dispositivos que pueden volverse vampiros eléctricos en las viviendas», amplían desde CADIEEL.
«Una computadora de escritorio, por ejemplo, suele consumir entre 200 y 600 watts por hora (Wh) mientras está siendo utilizada. Pero luego, si la dejamos en stand by (suspendida) en vez de apagarla, quedará gastando hasta 75 Wh, y si queda en hibernación, hasta 21 Wh. En el caso de una notebook, simplemente cerrarla (sin apagar) hará que siga consumiendo batería y que deba ser recargada antes: en suspensión, su gasto llega a ser de 16 watts por hora, cifra que en una consola de videojuegos puede elevarse hasta los 23 Wh. Asimismo, estando inactivo pero no desenchufado, un equipo de audio podrá sumar 14 Wh, un microondas 4 Wh (aunque si la puerta queda abierta se va a hasta 25 Wh), un horno eléctrico 3 Wh, un televisor otros 3 Wh y cada cargador de celular hasta 0,5 Wh».
«A simple vista, puede parecer insignificante la cantidad de watts que el consumo vampiro gasta por hora. Sin embargo, la suma por día, semana, mes, semestre, año y el cálculo del costo económico correspondiente legitiman la recomendación de combatir esta filtración de energía eléctrica», advierte el ENRE.