Una vez más, Santa Monica Studio nos trae un nuevo capítulo de este gran juego que impacta y fascina por su realidad y sus movimientos casi perfectos de jugabilidad. Esta precuela comienza con Kratos encadenado a merced de una de las Furias, donde los movimientos típicos de nuestro personaje funcionan tan bien como siempre. La violencia en forma de coreografía continúa con nuevos golpes y agarre de enemigos, tanto para arrojarlos como para usurparles sus armas. A este sistema de combate, típico en nuestro personaje, se añaden elementos de ataque a distancia: el hielo, el fuego y el rayo son adecuados para diferentes enemigos, lo que requiere algo de estrategia.
Una de las mejoras, explicó Mark Simon, diseñador jefe de esta firma, es la incorporación de escenarios en movimiento en 3D, con varios planos de acción que en los títulos anteriores técnicamente no se habían podido realizar. Esto se ve desde el comienzo con el titán principal. Este gira con su brazo un habitáculo en el que nos enfrentamos a los minions de la primera Furia. Al avanzar en este primer escenario, la pantalla se transforma y jugarán un papel fundamental las cámaras, por las que observaremos a nuestro espartano moverse y saltar muros y otros elementos del escenario. La jugabilidad ha mejorado y la inteligencia artificial (IA) de nuestros enemigos interactúa con las diversas animaciones para dotar de vitalidad al personaje.
Lo más novedoso del título es la existencia del multijugador, que se divide en dos categorías: niveles amplios y abiertos, como es el caso del «Desierto de las Almas Perdidas», y mapas más reducidos, donde se intensifica la acción y la batalla cuerpo a cuerpo. También está incluido el Favor de equipo que ofrece el típico duelo a muerte por grupos. Este modo cooperativo de ocho jugadores es el más interesante. El modo Arena para cuatro jugadores nos lleva a uno de los escenarios del God of War 3, aunque su concepción y lo limitado del escenario lo convierten en algo caótico. A diferencia del cooperativo de ocho usuarios, que se juega en una pantalla de dos pisos y diferentes instancias, aquí nos las vemos en un circo en el que la libertad de movimientos es minúscula. El resultado final, peleas caóticas en las que no se sabe por momentos que ocurre con tus enemigos o, asimismo, con tu personaje.
En el terreno tradicional, «God of War Ascension» sigue siendo uno de los referentes de su tiempo. Aunque los ataques con cadenas han perdido eficacia, el juego continúa como un ejemplo de manual dentro de su especie: es inmediato, es fácil de controlar y es agradecido con el que le echa un mínimo de tiempo a aprender sus secretos.
Como de costumbre, la violencia vuelve a pegar bastante fuerte en un juego que se caracterizó y acostumbró a sus seguidores a este tipo de modalidades. Una vez más, Sony Santa Monica nos mantiene en vilo con este título que promete llegar a altos niveles de venta alrededor del mundo.
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