Apología de la inclusión en clave animada

Una nueva entrega de la factoría Disney tuvo lugar este jueves en las salas de cine, con la dirección de Peter Sohn, quien ya había tenido oportunidad de probarse con el largometraje anterior de animación «Un Gran Dinosaurio» (2015).

La propuesta que nos ocupa es «Elementos» («Elemental»), una interesante introspección en el mundo de los elementos, cual si fueran razas echando el foco en la pareja protagónica Amber, toda de fuego, y Wade, del reino del agua.

Ambos sufren el prejuicio, el desprecio, la intolerancia de los otros por no ser como los demás, hasta que sucede lo inevitable en este tipo de fórmulas: se enamoran, y ese amor por lo diferente es lo que aquí se exalta primero y se pretende naturalizar después.

Temerosos de lo que el contacto con el par podría llegar a suscitar, descubren que, pese a ser opuestos, son complementarios, y una vez que el compromiso afectivo queda firme, la emoción por este encuentro se abre a las familias de cada uno de ellos, en donde lo que podría aparecer como lo temido o lo risible, termina resultando valioso.

Historia de inmigrantes y de aceptaciones, de recorridos y de objetivos a cumplir en la vida, de legados familiares y de emancipaciones.

La animación es encomiable y la música que acompaña de Thomas Newman realza esta presentación.