«Con el terror podemos crear un sinfín de texturas»

Una de las cosas más interesantes que tienen los festivales de cine son los espacios de encuentro, intercambio y aprendizaje que se suceden en paralelo a las proyecciones de filmes.

En esta edición número 38 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se puede asistir a diversas mesas, masterclass y presentaciones de publicaciones que complementan, entre función y función, la experiencia del evento.

En este marco se realizó la charla “Detrás de escena: Cómo hacer una película de terror hoy”, con la participación de Demián Rugna («Aterrados» y «Cuando acecha la maldad», entre otras), Toby Poser («Hellbender», «Where the Devil Roams», entre otras) y Prano Bailey-Bond («Censor»).

La charla estuvo moderada por María Fernanda Mugica (programadora del festival), quien logró que tres realizadores con carreras, backgrounds y modos de trabajo muy diferentes compartieran sus experiencias, ideas y deseos en relación al cine de género y sus mundos posibles.

Con casi dos horas de duración, la charla recorrió distintos aspectos de la realización de cine de género, desde el vínculo inicial de cada uno con el terror y entre la violencia en pantalla y en la vida real.

Algo para destacar es que el panel estuvo conformado por mayoría de directoras mujeres, lo que permitió que ciertas experiencias particulares de las feminidades formaran parte de la charla como, por ejemplo, el hecho de que el acercamiento de Toby Poser a la dirección haya surgido por la falta de trabajo como actriz. “A partir de los 40 no conseguía tanto trabajo”, comenta la realizadora norteamericana, “en ese momento mis hijas tenían 6 y 11 años. Mi marido era artista, entonces dijimos: ‘Bueno, vamos a hacer como una gira, un road trip, vamos a hacer nuestra propia película’.” A partir de ese momento, dirigir películas se volvió “una enfermedad infecciosa que nunca se fue”. También en el momento en que se les consultó sobre cómo deciden qué mostrar y qué no mostrar dentro del mundo del terror, Prano Bailey-Bond reconoció que, si bien no suele tener muchos reparos sobre la violencia que representa en pantalla mientras que esté “impulsada por el personaje”, sí presta especial atención a la violencia contra las mujeres, ya que eso “lamentablemente está presente en todos lados”.

Al abordar la producción de cine de género desde su costado más práctico, se pudieron apreciar los diferentes modos de producción que cada participante traía a la mesa: Demián Rugna, por su parte, destacó las particularidades de trabajar desde Argentina, incluida una experiencia en la que le aceptó hacer una película que “la tenés que hacer en inglés y tiene que tener tetas”, ya que no había interés en el mercado local para la producción de cine de género (algo que afortunadamente se está modificando en estos últimos años). Poser, por su lado, plantea un esquema muy particular, ya que no trabajan con fondos ajenos para la producción: “Siempre se trata de ver cuánta plata tenemos en el bolso o cuenta bancaria y hacer con eso”. Además, el trabajar en familia les da la libertad de filmar cuando quieren: “A veces estamos cenando o almorzando y miramos por la ventana y vemos unas nubes perfectas y decimos ‘agarremos la cámara, salimos y filmamos’”. Incluso, el hecho de que para conseguir locaciones “somos como piratas, generalmente vamos y filmamos discretamente donde nos gusta”.

Siguiendo en el tema de las locaciones, el exponente local Demián Rugna habló de la importancia de los espacios: “Los paisajes que rodean a los personajes tienen que ser cercanos a mí para que yo sea el primero que me lo crea”, y para ilustrar contó una anécdota de la producción de su tercera película que incluyó una definición de Conurbano concisa y certera: “Donde hay pastito en las veredas”.

Desde un lugar más tradicional, la realizadora británica contó sus acercamientos a distintas fuentes de financiación públicas y privadas, incluso declarando sin vueltas “yo quiero dinero”, al ser cuestionadas sobre la posibilidad de trabajar con grandes estudios y presupuestos en el futuro.

Uno de los intercambios más interesantes se dio al ser cuestionados sobre los grandes temas que se suelen tratar a través de las películas de género, tomando como base el duelo. Aportando cada uno sus visiones particulares, todos coincidieron en la cercanía de los miedos reales al drama y la capacidad del terror de explotar esos dramas, de llevar a los espectadores a empatizar con los miedos de los otros desde un lugar más visceral, sin dejar de lado la capacidad incuestionable del terror de “hacer palpitar el corazón”.