En la última jornada de Contracampo se realizó un encuentro dedicado a pensar la distribución y la exhibición de cine argentino. El evento se tituló «¿Dónde se pasan y dónde se ven nuestras películas?» y se llevó a cabo por la mañana del martes en la Librería El Gran Pez. Los oradores invitados fueron Luciana Calcagno, Carlos Müller y Martín Emilio Campos, quienes contaron con la moderación de Ramiro Sonzini.
La apertura de la conversación retomó la polémica por la cantidad de espectadores que tienen las películas argentinas: «Nosotros que estuvimos viendo películas argentinas todos estos días en Contracampo y en el Festival de Mar del Plata no estamos contabilizados como espectadores». Ese problema se había mencionado en charlas anteriores como un error que se arrastra desde el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Luciana Calcagno dijo que «este problema de la distribución y exhibición en Argentina no es nuevo. El INCAA trató de resolver con la red de Espacios INCAA, sin éxito, salvo el caso del Gaumont. Había muchas películas compitiendo por los mismos espacios».
Luego también se abrió el debate sobre la relación del público con el cine local, en ese caso, Sonzini interpeló la propuesta de la nueva dirección artística de Jorge Stamadianos y Gabriel Lerman. «El problema es que tienen la idea de que vienen a curar al festival de una enfermedad que no tenía. Curar la programación de películas que al público general no le interesan», y sostuvo que el público está mucho más disponible de lo que ellos creen para ver películas diversas y se comprueba por el interés genuino que demostraron en otras ediciones.
Martín Emilio Campos contó su experiencia en el Cineclub Municipal Hugo del Carril: «Córdoba en los últimos años ha tenido una cinefilia muy activa y tenemos cineastas que se han formado en nuestras salas y han hecho un cine muy representativo de nuestra ciudad. En los diez años que llevo pensando en el público, no encuentro una respuesta sobre cómo traccionar a las personas. Trabajamos en crear comunidad».
Luego se propuso reflexionar sobre la relación entre los directores y productores y cineclubes y espacios de exhibición alternativos: «Tengo la sensación de que los directores y los productores no tenemos en cuenta la potencial red que constituyen los cines del país. Deberían ser una herramienta muy deseable», propuso Ramiro Sonzini.
A propósito de eso, desde el público se propuso el problema de que estos espacios no generan «ganancia» y también se debatió sobre este punto: «Se han apropiado de la palabra ganancia y con un solo uso, que es el económico. El cine produce cultura, le da valor a la Argentina desde afuera y eso es ganancia también. Recuperemos esas palabras, el cine argentino da ganancia», dijo desde el público Juan Pablo Cinelli.
Asimismo, Carlos Müller agregó que «está bueno que asumamos como gestores de la cultura que esto sí puede dar ganancia económica. Hay que decir que queremos poder vivir de esto también». Martín Emilio Campos dijo que «los cineclubes no ofrecemos quizás un espacio que de un rédito económico sino un espacio donde la película sea recibida con cariño y pueda ser pensada y acompañada», y Luciana Calcagno agregó otra perspectiva para entender esta relación: «Hacer cine es muy caro y uno llega al estreno endeudado y hay espacios alternativos que no pagan para exhibir. Entonces no sirven quizás en una primera instancia para estrenar».