«Una vez que superás la barrera de un centímetro de los subtítulos, conocerás muchas películas maravillosas» dijo en su discurso Bong Joon-Ho, el director surcoreano de «Parasite» luego de obtener el premio a mejor película en lengua no inglesa en los Golden Globes. Pienso, entonces, en la barrera de prejuicios que hay sobre el cine argentino que produce el mismo efecto.
«Parasite» tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes en el año 2019, donde fue la ganadora de la Palma de Oro. En la película, una familia entera rebusca sin éxito la salida de su pasar económico. Un hecho fortuito sincronizado con su ingenio los involucra a todos como empleados de una familia opuesta, adinerada.
Pero volviendo a la primera frase disparadora de la nota (que cautivó en masa por provocadora), pienso en las películas argentinas alcanzadas por la barrera de prejuicios por la que algún sector se resiste menos a descubrir cine coreano que local. Qué pasa si, además de celebrar el atrevimiento de Bong Joon-Ho ante la potencia hollywoodense, interpelamos nuestras propias barreras ridículas.
A medida que se forma la trama de «Parasite», aparece un sentimiento de familiaridad con una película argentina del año 2013 que también fue estrenada en el Festival de Cannes en su momento y obtuvo la Mención Especial del Jurado en la Semana de la Crítica: «Los dueños», dirigida por Agustín Toscano y Ezequiel Radusky.
Esta película tucumana cuenta la historia de unos caseros que toman la propiedad que cuidan cuando los dueños del título no están presentes.
Ambas son genuinamente muy distintas, pero comparten un diálogo etéreo. Mientras superficialmente se juega con humor negro el binomio de familia impostora y familia engañada, la construcción hipodérmica merece una reflexión con conciencia de clase.
Las discusiones compartidas están en la movilidad social, la mediocridad de la meritocracia y sobre todo en las violencias explícitas e implícitas que ejercen las clases económicamente despegadas (poco o mucho) por sobre otras.
Ante la consulta sobre esto a ambos directores argentinos, Agustín Toscano señala la similitud puntual: «‘Los dueños’ no es más que un fragmento del segundo acto de ‘Parasite’, es como si Bong Joon-Ho le hubiera agregado una precuela y una secuela a la misma película» y bromea que, «de no ser por las fechas, lo más seguro es que el juicio de plagio lo perdemos nosotros y nos hacen quedar como si le hubiéramos copiado a ‘Parasite’ el estribillo».
Ezequiel Radusky, por su parte, analiza los puntos de encuentro y distancias: «Creo que se unen en el concepto de familias humildes que utilizan un ingenio, una picardía y/o una inteligencia suprema para sobrevivir sociedades donde la movilidad social llega siempre tarde o nunca llega» y añade que «la idea de que ellos arman una ficción para por un momento disfrutar de lo que los patrones nunca jamás les permitirían, creo que es lo que hace que se las relacione». Igualmente, distingue que este asunto de pobres «invadiendo» el espacio de los ricos sin victimizarlos ni juzgarlos negativamente de a poco se va volviendo una suerte de tradición, de posición ideológica por parte de determinados realizadores, y propone pensar en Luis Buñuel, Joseph Losey y Claude Chabrol, entre otros.
En cuanto a las diferencias, Agustín Toscano comenta que «es inevitable la comparación a la vez que injusta, nosotros la hicimos con recursos mínimos y ‘Parasite’ es una mega producción». Ezequiel Radusky suma a esta idea, «creo que Bong Joon-Ho es un realizador de una imaginación ilimitada y que cuenta con un nivel de financiación infinita. Entonces se puede permitir todas las locuras que quiera» y destaca las escenas de actuaciones complejas y profundas donde se puede notar el tiempo de realización.
«Párasite» se estrena el próximo 30 de enero en salas argentinas, mientras que «Los dueños» se puede ver de forma libre y gratuita en la plataforma CINEAR Play.
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