Luego de asumir formalmente la presidencia, Alberto Fernández dio su primer discurso ante la Asamblea Legislativa. La ceremonia de asunción, que había generado cierta controversia sobre el orden de los juramentos y sobre qué funcionario le tomaría el juramento a cuál, finalmente se desarrolló por carriles absolutamente normales. Tras jurar y asumir sus cargos ante la Asamblea Legislativa, primero Fernández y después Cristina Fernández de Kirchner, el nuevo presidente recibió de manos del mandatario saliente, Mauricio Macri, los atributos presidenciales.
Democracia para siempre
Los primeros párrafos del discurso inaugural estuvieron dedicados a recordar la restauración democrática en Argentina. «Querido pueblo argentino, el 10 de diciembre de cada año no es un día cualquiera en nuestra memoria colectiva», dijo el líder del Frente de Todos. «Toda crisis que se nos presentó supimos sobrellevar preservando el funcionamiento de la República, los argentinos hemos aprendido así, que las debilidades y las insuficiencias de la democracia solo se resuelven con más democracia», agregó el flamante mandatario, quien convocó a toda la Argentina a «un nuevo contrato ciudadano social, que sea fraterno y solidario» en que se debe «comenzar por los últimos para después poder llegar a todos».
Argentina de pie
Parafraseando uno de los slogans de campaña, Fernández llamó a todos «sin distinciones a poner a la Argentina de pie, para que comience caminar paso tras paso con dignidad, rumbo al desarrollo con justicia social. Hoy más que nunca es necesario como condición necesaria para poder avanzar, eso supone antes que nada recuperar un equilibrio sociales, económicos y productivos que hoy no tenemos». «Tenemos que superar el muro del rencor y del odio, el del hambre que deja a millones de hombres y mujeres afuera de la mesa que es común y del despilfarro de nuestras energías productivas. Estos muros y no nuestras ideas distintas son las que nos dividen en este tiempo histórico. Por eso quisiera que estas palabras no sean un monólogo sino una invitación a una reflexión profunda», manifestó el Jefe de Estado.
En una apuesta a terminar con la grieta, exhortó a construir puentes y consensos comunes para «poner a la Argentina de pie». «Superar los muros emocionales significa que todas y todos seamos capaces de convivir en la diferencia y que reconozcamos que nadie sobra en nuestra nación, ni en su opinión, ni en sus ideas, ni en sus manifestaciones. Tenemos que suturar demasiadas heridas abiertas de nuestra patria», remarcó Fernández, para no «empujarnos al abismo».
«No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro, quiero ser el presidente capaz de descubrir la mejor faceta de quien piensa distinto a mí y quiero ser el primero en convivir con él», sostuvo Fernández y manifestó que «el sueño de una Argentina unida no necesita unanimidad, mucho menos uniformidad. Para lograr el sueño de una convivencia positiva partimos de que toda verdad es relativa, tal vez de la suma o la confrontación de esas verdades podamos alcanzar una superadora, supo decir con acierto Néstor Kirchner». «Si actuamos de buena fe podemos ser capaces de identificar necesidades urgentísimas, y compartidas para acordar después mecanismos que superen aquellas contradicciones», añadió.
Créditos, acuerdo social y obra pública
Durante su discurso de asunción, Fernández detalló los puntos principales de la política económica a implementar.
Se implementará un sistema masivo de créditos, no bancarios, a tasas bajas. El presidente destacó que las familias están «asfixiadas» por los «altos niveles de endeudamiento» porque tomaron créditos «para comprar alimentos, remedios o pagar facturas de servicios».
Convocar a un «Acuerdo Básico de Solidaridad en la Emergencia», de que participarán empresarios, gremios y el sector del campo, entre otros. Se pondrán en marcha medidas para restablecer los equilibrios macro-económicos, sociales y productivos. Las variables del plan incluirán variables como precios, salarios, tarifas, tipo de cambio y aspectos monetarios, fiscales y sociales.
Desarrollar un Plan de Reactivación de Obras Públicas, en todo el país, con proyectos de ejecución rápida y con gran empleo de mano de obra local, destinados a mejorar la seguridad vial y la accesibilidad, el ordenamiento urbano y territorial, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos y la infraestructura hidráulica, entre otros. El primer mandatario subrayó que se establecerá un compromiso para garantizar la «transparencia». Los ciudadanos podrán conocer la información sobre el proyecto, los costos, el proceso de selección de las empresas y monitorear los avances.
Instrumentar un «ambicioso» plan de regularización del hábitat y construcción de viviendas, a través del flamante ministerio de Vivienda y Hábitat, que conducirá María Eugenia Bielsa. Sobre esta cartera, señaló que «es inadmisible pensar que millones de argentinos no tengan un techo bajo el cual guarecerse», por lo que consideró conveniente este ministerio «para dar solución a las carencias».
Conformar un Consejo Económico y Social para el desarrollo, que tendrá rango parlamentario y que diseñará políticas de Estado.
La federalización de la actividad estatal mediante la relocalización de los organismos del Estado federal a ciudades del interior del país y la creación de «capitales alternativas». Fernández también adelantó que el plan macro económico no estará aislado de un «proyecto nacional de desarrollo» y que se trabajará sobre la transformación de la estructura productiva.
Promover exportaciones para generar mayor nivel de empleo. Se «robustecerá» el Mercosur y particularmente la relación con Brasil, donde habrá una agenda «ambiciosa e innovadora». La Cancillería, a cargo de Felipe Solá, será clave en este aspecto.
Facilitar la inserción laboral de quienes reciben el Salario Social Complementario para que puedan cobrar por su trabajo. El presidente prometió garantizar el derecho al primer empleo, a través de becas solventadas por el Estado para que jóvenes se capaciten y trabajen en empresas, pymes, organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar.
La deuda externa también formó parte del discurso presidencial. «No hay pagos de deuda que se puedan sostener si el país no crece. Para poder pagar hay que crecer primero», expresó, pero sostuvo que «el país tiene voluntad de pago, pero carece de capacidad para hacerlo».
Justicia y Seguridad
La actuación judicial fue objeto de una fuerte crítica por parte de Fernández y pidió que no haya nunca más «una Justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una Justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno. Lo digo con la firmeza de una decisión profunda. Cuando digo nunca más es nunca más. Porque una Justicia demorada y manipulada significa una democracia acusada y denegada». Pidió una «Argentina en la que se respete a rajatabla la Constitución y las leyes. Queremos que no haya impunidad ni para un funcionario corrupto ni para quienes lo corrompen, ni para cualquiera que viola las leyes. Ningún ciudadano por más poderoso que sea está exento contra la ley. Y ningún ciudadano por poderoso que sea no puede establecer que es culpable si no existe el debido proceso y condena judicial firme».
Para reafirmar su intención de un sistema judicial que funcione, señaló que «en los próximos días vamos a enviar al parlamento un conjunto de leyes que consagren una integral reforma del sistema federal de justicia». Otro organismo cuestionado fue la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que será intervenida para «impulsar así una reestructuración de todo el sistema de inteligencia e información estratégica del Estado». El punto clave es que los fondos reservados del organismo serán aprovechados para promover el Plan Contra el Hambre, una medida que será prioritaria en su gestión. «Como paso inmediato dispondré la derogación del Decreto 656 del 2016, que fue una de las primeras y penosas medidas que la administración anterior promovió y que significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de Inteligencia del Estado», detalló. Esas partidas y las de otras fuerzas de seguridad se emplearán para la iniciativa de promover la lucha contra el hambre.
«Lo mismo haremos con el resto de los fondos reservados que el actual Presupuesto Nacional hoy prevé para las otras Fuerzas Armadas y de Seguridad, que serán mantenidos como tales en la medida indispensable, solo cuando necesidades estrictísimas de Defensa y Seguridad lo exijan, y siempre con un máximo nivel de control parlamentario», añadió.
Presupuesto
Tras detallar la herencia económica del macrismo con la tasa de desempleo más alta desde 2006, un dólar a 63 pesos, PBI deprimido y cierre de empresas, el Presidente señaló que «detrás de estos terroríficos números hay seres humanos con expectativas diezmadas». «Tenemos que decirlo con todas las letras, la economía y el tejido social hoy están en estado de extrema fragilidad», indicó y sostuvo que fue a causa de una «apertura que propició la fuga de capitales, destruyó la industria y abrumó a las familias argentinas». En ese marco, Alberto Fernández destacó que va a llevar algún tiempo lograr aquello que todos queremos, ya que «la inflación que tenemos actualmente es la más alta de los últimos 28 años». «Desde 1921 la Argentina no tenía una inflación superior al 50%», remarcó.
En consecuencia, Fernández expresó que «hemos pasado del estancamiento a una caída libre» y que «en ese contexto he decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al proyecto de Presupuesto elaborado por el gobierno saliente». También precisó que los datos del proyecto presentado por el anterior gobierno «no reflejan ni la realidad de la macro economía, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que se han asumido».
«Un presupuesto adecuado solo puede ser proyectado una vez que la instancia de negociación de nuestra deuda haya sido completada y, al mismo tiempo, hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas productivas y sociales para compensar los efectos de la crisis en la economía real», concluyó.
Igualdad de género
Alberto Fernández también presentó en su discurso de apertura los planes sobre la temática de género y afirmó que busca «reducir las desigualdades de género» y señaló que hará los «esfuerzos necesarios para que estén en un primer plano los derechos de las mujeres» y llamó a la sociedad y a todos los poderes de la República a levantar «la bandera de Ni Una Menos». El presidente indicó que apunta a «reducir, a través de diversos instrumentos, las desigualdades de género, económicas, políticas y culturales». Asimismo, añadió que el principal énfasis se centrará «en todas las cuestiones vinculadas al cuidado, fuente de muchas desigualdades, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en Argentina al igual que otros países».
«Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república. El Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación», remarcó y manifestó que «en nuestra Argentina hay mucho sufrimiento por los estereotipos, los estigmas, por la forma de vestirse, por el color de piel, por el origen étnico, el género o la orientación sexual».
Fuerzas Armadas
El ramo dedicado a las Fuerzas Armadas sirvió para reafirmar su función y vigencia bajo el respeto a la Constitución Nacional. Al respecto, Fernández expresó que «tienen que estar capacitadas y equipadas, alistadas y adiestradas, para el cumplimiento de la misión principal y las misiones secundarias». La política de Defensa será «autónoma, defensiva y cooperativa» con los países de la región con los que no hay hipótesis de conflicto y garantizó la continuidad de su les garantizó que seguirán con su papel en las misiones de paz de la ONU y en las tareas en la Antártida.
Pacto educativo
El presidente adelantó su intención de promover la universalización de la escolaridad de la primera infancia y en la extensión de la jornada escolar. «No descansaremos hasta que un niño en zona rural tenga la misma educación que una niña en un centro urbano», señaló y convocó a un «gran pacto educativo nacional» con todos los miembros de la comunidad educativa y en la que se impulse y reivindique la investigación científica y tecnológica.
Medios y pauta
Un tema espinoso en los primeros gobiernos kirchneristas y que siguió durante el macrismo es el relacionado con el uso de la pauta oficial y la relación entre gobierno y medios. «En tiempos de operaciones de intoxicación con noticias falsas a través de las redes sociales, necesitamos más que nunca de medios vibrantes, comprometidos con la información de calidad», sostuvo Fernández y garantizó el derecho de libertad de expresión.
Por otra parte, indicó que realizará una convocatoria para modificar el sistema de adjudicación de la pauta publicitaria oficial. «Queremos una prensa independiente del poder e independiente de los recursos que la atan al poder», expresó. Con ese fin, anunció cambios en los criterios con que se otorgan las pautas. La propaganda será «para servir al mejoramiento de la calidad educativa» y los avisos serán negociados con las empresas, no con programas, indicó. «No habrá pauta del Estado para financiar programas individuales de periodistas. Solo se destinará a instituciones periodísticas» porque «las cuentas claras conservan la amistad y el respeto», sostuvo Fernández.
Enfermedades erradicadas
Sobre la cuestión de salud, Fernández aseguró que «vamos a atender la salud de los argentinos a través del Ministerio que alguna vez degradaron. La desatención que en estos años ha padecido la salud en Argentina está a la vista». En ese sentido, afirmó que «enfermedades que creíamos desterradas han vuelto a aparecer entre nosotros. De aquí en más, arbitraremos las medidas pertinentes para que nuestros hijos sean vacunados en tiempo y forma, para que en los hospitales no falten insumos y para que los remedios lleguen a nuestros abuelos de menos ingresos de modo gratuito».
Ponernos en marcha
En el cierre de su discurso, Fernández remarcó que, para el fin de su mandato, «la democracia argentina estará cumpliendo 40 años de vigencia ininterrumpida. Ese día quisiera poder demostrar que Raúl Alfonsín tenía razón. Espero que entre todos podamos demostrar que con la democracia se cura, se educa y se come. Pongámonos de pie y empecemos nuevamente nuestra marcha».
Lo que viene
Se acabó el tiempo de campaña, de discursos y de las palabras. Ahora hay que ponerse en acción. Los ganadores desde el mando y los perdedores acompañando. Ojalá las promesas se cumplan, tanto de un lado como de otro para que la ciudadanía tenga, al menos, parte de lo que se merece.