Dispositivos de Resistencia

En el marco del Doc Buenos Aires, que se desarrolla del 10 al 16 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires, se presenta la sección «Dispositivos de Resistencia» con cinco cortometrajes provenientes del Laboratorio Audiovisual de Creación y Práctica Contemporánea, desde Madrid.

LAV se presenta como un puente entre el cine experimental y el audiovisual del arte contemporáneo. Los cinco cortometrajes seleccionados estallan en su caracter experimental.

«Nervio» de Martín Baus

«Dos planos en movimiento vistos a la distancia y en la cercanía, a través de un zoom que empequeñece la perspectiva y el encuadre, no solamente implican un cambio en la percepción y en la eventual significación aleatoria respecto de la información que suministra cualquier plano (aquí, dos secuencias relacionadas con unos niños disfrutando de una pileta en una zona veraniega) sino que también ponen de manifiesto el nervio concreto existente entre dos fotogramas, imperceptible en una proyección normal ideada desde siempre para engañar a la vista humana y codificar y hacer ver movimiento en lugar de sucesión de fragmentos. Se dirá que se trata de un ejercicio, y es posible que así sea, pero de una índole en extinción, porque una película de esta naturaleza solamente es posible en un universo analógico, de lo que se predica una textura que remite a un pasado característico de la segunda parte del siglo XX», manifiesta Roger Koza.

Los elementos que dialogan: el agua y su ruido, lo fragmentado, lo invertido, la textura, el celeste, la niñez y el verano.

«Para qué sirve un Zeide» de Ilan Serruya

«Un video doméstico captura en cinta la celebración de una familia judía argentina en los años 90′. Son brevísimas viñetas filmadas con la imprecisión del amateur que, de cualquier manera, se puede topar con momentos que son materia prima para el cine. De hecho, la grabación de unos niños jugando a actuar puede servir para demostrar que cualquier situación puede ser convertida en una puesta en escena. Pero la película no va a trabajar sobre esa dimensión y no lo hará con imprecisión amateur. Por el contrario, es una sofisticada serie de operaciones de montaje que sutilmente convierten los materiales más brutos en imágenes cinematográficas acabadas. Nunca será más evidente que con un giro total en el ritmo, que congela una veloz serie de gestos y los proyecta hacia el suspenso, el drama oculto y el enigma», afirma Santiago González Cragnolino.

Los elementos que dialogan: la niñez con la vejez, la memoria, las raíces y el registro espontáneo de la cinematografía de lo real en una cinta casera editada.

«Still Life #02» de Carmen Main

«Si tuviera que aventurar dónde transcurre el cortometraje de Carmen Main (¿hace falta?), diría que en el taller de una artista. Lo que vemos es la constante intervención de la imagen de una mujer, proyectada sobre distintos materiales. Es fácil imaginar un par de analogías sobre lo que sucede en pantalla, pero lo jugoso es que en el transcurrir del corto la imagen está en permanente cambio, lo que no permite que se congele bajo la figura del concepto. Dentro de los diversos materiales con los que trabaja, el más complicado, el más riesgoso, es el de la metáfora. La película sale airosa, como ensayo de asociación libre, como trabajo sobre el trabajo, como bello ejercicio plástico y hasta como pieza de suspenso cinematográfico, dónde nos preguntamos, ¿qué será del frágil rostro de Daisy Zhou?», detalla nuevamente Santiago González Cragnolino.

Los elementos que dialogan: la imagen física de una mujer teñida de azul en retroproyección, las texturas y la fuerte carga alegórica en cada golpe que la desarma.

«Nuevas dimensiones del diálogo» de Daniel Alegrete

«El checo Jan Švankmajer es uno de los autores más creativos e idiosincráticos del cine de animación. Entre sus trabajos más destacados se encuentra una obra emocionante y surrealista de stop-motion llamada ‘Las dimensiones del diálogo’. En 2019, Daniel Alegrete hace un film que se deriva de aquel, donde se descubre una película secreta que habitaba en ese cortometraje de 1983. Es la historia de un círculo mutante, o de un haz de luz que danza al ritmo de la música y los sonidos de una sala de cine. Un homenaje, pero también una película por derecho propio, porque entiende cómo un enfoque original, incluso un pequeño reencuadre, abre posibilidades nuevas para las imágenes», conparte Santiago González Cragnolino.

Los elementos que dialogan: una suerte de codificación sonora con su correspondiente pareja lumínica que encriptan una posibilidad alternativa de lenguaje audiovisual.

«Karaoke Bowie» de Mari Sabel Arias

«La inmortalidad de este héroe ya no se origina en su fuerza para sobrevivir a cualquier prueba sino en su capacidad de ser fotocopiado, reciclado y reencarnado. El ídolo en cuestión es David Bowie, que musicaliza este cortometraje con su oda al amor heroico compuesta a la sombra del Muro de Berlín. El clásico textito animado que aparece en la parte inferior de la pantalla para ayudarnos a cantar al compás de la música nos traiciona. Lo que veremos no es la letra de la canción sino un análisis de la genial ensayista Hito Steyerl sobre la figura de Bowie. En todo momento, asistimos a la mutación de un collage, acaso el homenaje más adecuado para el líder de las arañas de Marte», concluye Santiago González Cragnolino.