Dónde están las feministas

Esta es la constante y malintencionada interrogante que se desliza cada vez que tiene lugar un conflicto que involucre a las mujeres. Ante la exigencia por nuestra presencia y participación… tenemos respuestas: las feministas siempre estuvimos, siendo y haciendo en distintas épocas. A continuación, te invitamos a conocer sobre sus historias.

Alicia Moreau dice presente

Nacida en Londres el 11 de octubre de 1885, Alicia Moreau fue educadora, médica, intelectual, política y una ferviente defensora de los derechos humanos y de las mujeres en especial. Contó con la invaluable capacidad de transformar e intervenir en los espacios que ocupó a lo largo de sus cien años de vida.

Repasemos brevemente su historia familiar: sus padres fueron María Denanpont y Armando Moreau. Este último participó en la primera insurrección obrera de París (Comuna de París, 1871). Como consecuencia de la persecución política, la familia optó por el exilio, el cual derivó en el recorrido de los Moreau por distintos países europeos y culminó con el arribo a la Argentina en 1890.

Formaron parte de la primera ola migratoria que llegó a un país que, en ese momento, según coinciden varios autores, se encontraba en crisis económica y moral. No obstante, a fines de contextualizar, podemos señalar que dicho año brindó las primeras experiencias de organización y lucha obrera en el territorio, tales como la Constitución del Comité Internacional Obrero, el festejo conjunto del 1° de mayo y el reclamo por leyes protectoras para los trabajadores y trabajadoras.

El carácter insurgente que se le atribuye a esta época se debe también a acontecimientos tales como “La Revolución del Parque”, sublevación propiciada por la Unión Cívica bajo el mando de Leandro N. Alem, en contra de las políticas del entonces presidente Miguel Juárez Celman quien, tras sofocar la revuelta, debió presentar su renuncia por la evidente debilidad de su gobierno.

Por su parte, la familia se instaló en Buenos Aires y pusieron una librería para subsistir. Alicia inició sus estudios en Magisterio en la Escuela Normal N° 1, lugar donde incorporó a su formación lecturas clandestinas sobre la teoría evolutiva del darwinismo social de Herbert Spencer, marxismo, entre otros temas. Cabe destacar que, en ese momento, tomar contacto con dicha bibliografía se consideraba un tabú, lo cual da cuenta de una joven ávida de conocimiento.

Por estos años, se vincula también con el movimiento feminista, donde fue partícipe del Congreso Nacional del Libre Pensamiento (1906), donde se encontró por primera vez con Juan B. Justo, quien se convertiría en su esposo, y más adelante intervino también en el Congreso Feminista del Comité Pro-Sufragio Femenino.

En 1914 se graduó con honores y se convirtió en la segunda médica del país (Cecilia Grierson fue la primera), especializándose en “enfermedades femeninas”, es decir, ginecología.

Es importante considerar que Alicia irrumpió en un contexto en el cual las mujeres estaban relegadas a los vaivenes del hogar y el matrimonio, y que las pocas excepciones que lograban circular en el ámbito profesional accedían al mismo como maestras o enfermeras y, en la mayoría de los casos, estos roles eran vistos como una extensión de las tareas de cuidado que por «naturaleza» correspondían a lo femenino.

El consultorio de la doctora Moreau tuvo sede en La Plata y encaró una tarea sumamente necesaria pero que nadie pretendía realizar: atender gratuitamente a las mujeres más vulnerables, muchas de ellas prostitutas.

Quizás el hecho de estar en contacto con las vivencias de sus pacientes la impulsó a fundar, en 1918, la Unión Feminista Nacional y, más tarde, el Comité Femenino de Higiene Social para combatir la prostitución.

En 1932 presentó un proyecto que abogaba por el sufragio femenino, el cual fue aprobado en la Cámara de Diputados pero, finalmente, rechazada por Senadores.

Fue una persona que volcó sus ideas en numerosos libros y artículos, muchos de ellos publicados en el diario La Vanguardia pero, principalmente, fue una mujer de acción, que materializó sus convicciones a través de acciones concretas. Su gesta fue esencial en la conquista de derechos para las mujeres, propició la formación de agrupaciones femeninas, participó en Congresos, asambleas, etcétera.

A sus 90 años de edad, Alicia Moreau fue parte de la fundación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, ocupando la vicepresidencia. Recibió en 1979 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que vino al país para investigar sobre las violaciones a los derechos humanos.

En 1985 recibió el merecido reconocimiento de “Ciudadana Ilustre” de la Ciudad de Buenos Aires y, finalmente, culminó su extenso recorrido un año más tarde.