El campamento castigo

Netflix estrenó en las primeras horas del año el documental «Campamento infernal: pesadilla adolescente» («Hell Camp: Teen Nightmare»), en el que cuenta la historia de un hombre y un negocio para padres desesperados por «encarrilar» a sus hijos.

La dirección es de Liza Williams, quien estuvo dentro del equipo de producción de «The Yorkshire ripper» también en Netflix. En esta ocasión, nos lleva a conocer Fundación Challenger, el negocio de Steve Cartisano que se basaba en ofrecer una experiencia extrema para reformar el comportamiento de adolescentes descontrolados.

La propuesta convencía a padres y madres estadounidenses que creían que el destino de sus hijos era la tragedia de la muerte o la vida en prisión, pero que aún estaban a tiempo de impedirlo y enderezar su camino. Incluso, algunos de ellos mismos, hoy adultos, también imaginan su hipotético futuro de esa manera. Y la técnica que ofrecía este hombre era a través de una especie de «trauma corrector» de esas conductas.

Los chicos eran llevados lejos de sus hogares hacia el desierto o la selva y Cartisano sometía a los niños a situaciones extremas de supervivencia, en donde debían forzosamente «hacerse responsables de sus decisiones». Luego de un prolongado periodo de tiempo, los jóvenes se «graduaban» y volvían a casa supuestamente con todo ese aprendizaje, pero también con cantidad de secretos oscuros y traumas inolvidables.

Las consecuencias de esa violencia se ven reflejadas en los testimonios de quienes fueron enviados a esos campamentos y también en el trágico fallecimiento de Kristen Chase, cuya familia también forma parte del documental. También hay que decir que cuenta con testimonios de personas con una óptica distinta del trabajo de Cartisano y el impacto de la Fundación Challenger como, por ejemplo, su familia, su abogado y otro director de los campamentos. La historia se completa con las declaraciones de investigadores y un material de archivo contundente.