Espejos deformes

La gentrificación es una temática que el cine de terror abordó con cierta fuerza este año: tenemos los casos de “X” de Ty West (que pronto tendrá una precuela) y la vergonzosa versión de “La masacre de Texas” hecha por Netflix.

Por debajo de este proceso de metamorfosis, la gentrificación propone reciclar dentro de sus buenas intenciones, pero también en su dinámica la idea contempla que lo viejo debe morir. En “La abuela”, Paco Plaza pone el espejo de la juventud reflejada en la vejez, y viceversa, aunque sin un mínimo de interés por elevarse en una categoría de la importancia que tiene el subrayado sobre los temas del momento. Más bien, el terror surge de las cualidades que proporciona el género, de los cuales Plaza supo trabajar en muchas oportunidades dentro de su irregular carrera.

Susana (la bella Almudena Amor) es una modelo española que debe viajar de urgencia de París a Madrid para asistir a su abuela (Vera Valdez), quien sufrió un ACV. Las consecuencias son la pérdida del habla y de la orientación y, lo que supone un regreso temporario para Susana, se transformará en una pesadilla.

De cocción lenta, la película se mueve en el terreno de la extrañeza que se produce en un carácter atmosférico, no obstante, las situaciones dramáticas aparecen y se encadenan, mientras que el misterio se presenta en cuotas precisas. La aparición de un tercer personaje, Eva (Karina Kolokolchyko) deposita la semilla de un suceso incierto en la infancia de la protagonista, la cual tiene retazos y huecos dentro de su memoria. Un momento, probablemente el mejor de todos, es cuando Susana (criada por su abuela) encuentra un diario de cuando era niña y allí descubre el horror que fue su niñez. Aquí es tentador otorgarle el mérito al guionista, quien es nada menos que Carlos Vermut, de los directores más importantes surgidos en el cine español de los últimos años.

El encierro es otra de las recurrencias que Plaza maneja casi a la perfección, como lo demostró en “[Rec]” (2007) y “El segundo nombre” (2002), su ópera prima. Los últimos veinte minutos exponen un terror asfixiante, más de miedo por lo desconocido que por el susto de una aparición o de un sonido estridente. “La abuela” es un buen esfuerzo del terror español, en manos de un director que muestra un crecimiento marcado en cada película, a pesar de algún traspié como “[Rec]³: Génesis” (2012) o alguna exploración en otros géneros, como sucedió con su película inmediatamente anterior, “Quién a hierro mata” (2019), una película de venganza aceptable. En Paco Plaza el terror goza de buena salud, sin miedo de verse viejo ante las demandas actuales de tocar los temas más urgentes con los colores más llamativos posibles.

“La abuela” de Paco Plaza con las actuaciones de Almudena Amor, Vera Váldez, Karina Kolokolchyko y Marina Gutiérrez puede verse en Flow alquileres.