Griegas en zapatillas

La firma Dior presentó su colección «Crucero 2022» en el magnífico estadio Panathenaikó de Atenas. Una impresionante puesta en escena en donde los diseños hechos por la italiana Maria Grazia Chiuri (primera mujer a cargo de la firma), brillaron por su concepto y belleza.

Respecto al desfile, la diseñadora declaró lo siguiente: «El deporte es movimiento, el deporte es libertad. Quería enviar el mensaje de que (las mujeres) no son esculturas sino que tienen un papel activo en el mundo. Es algo realmente contemporáneo: todo lo que hay bajo los vestidos son detalles técnicos que podrías usar también para correr”, explicaba la romana en un preview parisino de la colección a WWD.

Maria Grazia sabe lo que hace. En efecto, las prendas son una clara combinación entre lo deportivo, toques de modernidad y la estética griega. Es así como se pueden apreciar las siluetas llevadas por las mujeres en Grecia en el año 500 AC, influencia que la maison trabajó en colecciones previas de alta costura.

Una de las prendas clásicas reinterpretadas por la italiana fueron los peplos, pieza rectangular de grandes pliegues doblada en dos para cubrir el cuerpo y luego cosida con el fin de formar una especie de apariencia rectangular o cilíndrica, donde la parte superior cae sobre el pecho.

El desfile y la estrategia de marketing en redes sociales también sirvieron para promover el lanzamiento de productos de maquillaje como paletas de sombras, bases para el rostro y el cuerpo, además de perlas que se adhieren a la piel para complementar los beauty looks ideados por el maquillador Peter Philips, cuya propuesta fue presentar rostros frescos, luminosos y miradas enmarcadas por dichas perlas. Iniciativa a la que también se sumó el estilista de los peinados Guido Palau, quien ubicó las blancas esferas en la línea central del cabello. A esto se le sumaron las ondas naturales y el uso de vinchas brillantes.

Locación y música

Hay que mencionar que el Panathenaikó es un espacio de atletismo que acogió la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en 1896, reconstruido a partir de los restos de un antiguo estadio griego. Es, además, el único recinto deportivo con estas dimensiones en el mundo, construido enteramente de mármol blanco.

Así como la selección de dicho monumento fue muy acertada, la ambientación musical estuvo a la altura de las circunstancias, ya que el desfile fue acompañado por una orquesta en el centro de la pista al que se le sumó la mágica cantante Ionna Gika.

El trabajo artesanal

Maria Grazia Chiuri quiso convocar en esta oportunidad a varios colaboradores para la realización de las telas y del bordado en complementos representativos de la firma, como la Tote Bag Book y la emblemática chaqueta Bar. Así se hizo presente el detallado y fino trabajo de Aris Tzernovakis, quien cuenta con sus talleres en la ciudad de Argos.

Por otra parte, la artista Christiana Soulou realizó ilustraciones de figuras femeninas de la mitología griega que aparecen en algunos de los vestidos. Como punto de partida para el abordaje de dichas representaciones, Maria Grazia le transmitió a Soulou dos palabras claves: metamorfosis y adaptación. De esta manera, sus dibujos logran mezclarse con fluidez en el concepto integrador de la colección, por medio de diferentes técnicas de bordado.

Prendas y estilismos híbridos

Dior logró combinar armoniosamente las referencias a la vestimenta griega con un espíritu contemporáneo. Así pudieron observarse sobre la pasarela una amplia variedad de prendas, desde elegantes vestidos dorados, plateados y de color nácar (confeccionados con telas que versionan el tejido Pied de poule o pata de gallo, hechas a partir de hilos de seda y de metal dorado), pasando por pantalones de tiro alto con botas acampanadas, minifaldas, vestidos que combinan transparencias para crear un look nude con diseños drapeados y asimétricos en blanco, minivestidos con bordados negros, corsés, sombreros de marinero, hasta llegar a los buzos con capucha, calzas estampadas, batas de “boxeo” (al menos esta es la impresión que dan) y -para resaltar el contrate- zapatillas deportivas.

El cierre

El desfile terminó con un vestido de cola larga y forma de cisne que, evidentemente, nos recuerda a Björk con su propuesta para la alfombra roja de los Premios Oscar en el año 2001. Un diseño hecho por Marjan Pejoski. Sin embargo, en esta oportunidad la realización es mucho más dramática y delicada, una forma perfecta de culminar una colección cargada de dinamismo, sutilezas y concepto integrador que funciona.