Histórica por donde se mire

La XV Cumbre de los BRICS, celebrada esta semana en la ciudad sudafricana de Johannesburg, sacudió el tablero geopolítico internacional y se volvió un hito en el proceso de reconfiguración multipolar que atraviesa el mundo.

Surgido en el año 2009 con Brasil, Rusia, India y China como miembros fundadores, desde 2010 (cuando se sumó Sudáfrica) que este bloque cada vez más influyente de países emergentes no aprobaba la incorporación de nuevos integrantes plenos. 13 años después, llegó el momento: Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos son las naciones invitadas para que, desde el 1° de enero de 2024, se sumen al grupo.

¿De qué hablamos cuando hablamos de BRICS?

Básicamente, de una asociación principalmente económica de países emergentes, que surge en el contexto de la crisis internacional de 2008. En realidad, fue Jim O’Neil, director de Goldman Sachs, quien a comienzos de siglo hizo un juego de palabras entre BRIC y la palabra brick (“ladrillo” en inglés) para referirse a Brasil, Rusia, India y China. Según su visión, estos cuatro países tenían un porvenir económico que hacia 2050 los convertiría en actores protagónicos, y que eran «un ladrillo» en tanto compartían una serie de características que los volvía un grupo relativamente unificado, porque se destacaban por tener grandes poblaciones, una clase media en ascenso y economías con un crecimiento superior al promedio (era la época, por ejemplo, del despegue a «tasas chinas» del gigante asiático).

La cumbre de esta semana fue la primera en forma presencial desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Los mandatarios de Brasil (Lula da Silva), India (Narendra Modi), China (Xi Jinping) y de la anfitriona Sudáfrica (Cyril Ramaphosa) dieron la bienvenida a las decenas de países que enviaron delegaciones. El canciller ruso, Serguei Lavrov, asistió en lugar de Vladimir Putin, sobre quien pesa una orden de captura internacional.

En el primer día de la cumbre se realizó el Foro para el Desarrollo Empresarial, pero el plato fuerte vino al día siguiente, con el Foro de Países. El temario incorporó diversos temas. Primero, la cooperación financiera, donde destacó una declaración de Xi Jinping: “Los BRICS no pensamos en un mundo sin el dólar. Pensamos en un mundo donde nuestras monedas nacionales compitan con el dólar y sean utilizadas con plena cotidianeidad para diversificar el comercio actual e impulsar a los emergentes”. Luego, la cooperación científica, en la cual se trató el proyecto de una estación espacial del bloque, y sobresalió un hito absolutamente histórico: India logró el primer alunizaje de la historia sobre el Polo Sur de la Luna, al enviar una nave no tripulada en la misión llamada Chandrayaan-3.

Por último, las incorporaciones. “Defiendo que nuestros hermanos de Argentina puedan participar de los BRICS”, había afirmado Lula da Silva, artífice primordial para que nuestro país sea uno de los seis en ser finalmente invitados. Fue Ramaphosa quien anunció lo que, hasta hacía horas atrás, parecía imposible. “Como los cinco países del BRICS, hemos llegado a un acuerdo sobre los principios orientadores, estándares, criterios y procedimientos del proceso de expansión de los BRICS, que ha estado en discusión por un tiempo. Tenemos consenso sobre la primera fase de este proceso de expansión, y otras fases se seguirán. Decidimos invitar a la República Argentina, la República Árabe de Egipto, la República Federal Democrática de Etiopía, la República Islámica de Irán, el Reino de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a que se conviertan en miembros plenos de los BRICS. La membresía entrará en efecto a partir del 1° de enero de 2024”, afirmó el presidente sudafricano.

Pese a las diatribas de la oposición local, lo cierto es que, para la mayoría de las provincias argentinas, Brasil y China son destinos absolutamente irremplazables: aproximadamente un 30% de las exportaciones de nuestro país se dirige a los BRICS. Por otra parte, el Banco de Desarrollo del bloque emergente, que actualmente dirige la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, tiene un capital que ronda los 50.000 millones de dólares. Solamente la obtusa cerrazón ideológica de ciertos espacios políticos podría llevar a desdeñar semejante oportunidad, especialmente en un contexto de crisis y endeudamiento.

El futuro bloque ampliado sumará aproximadamente el 35% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial y el 46% de la población, además de fuentes cuantiosas de petróleo, trigo, maíz y otros recursos. ¿Qué tiene Argentina para ofrecer? De todo. Soja, cereales, gas natural, litio, minerales y agua dulce, pero también capital científico especializado, por ejemplo, en biotecnología y en tecnología logística.