Jem, inspiración fashionista

Hace poco terminé de ver las tres temporadas que componen el cuerpo narrativo de la serie animada «Jem and The Holograms», estrenada en 1985 y culminada en 1988. Fue producida por la compañía Hasbro, Marvel Production y Toei Animation para promocionar una línea de juguetes de fashion dolls que llevaban el mismo nombre.

La historia gira en torno a la vida de un grupo de rock conformado por chicas (Jerrica Benton/Jem, Kimber Benton, Aya Leith, Shana Elmsford y Carmen “Raya” Alonso). Las integrantes no solo cumplen con su responsabilidad como artistas componiendo todos sus temas y haciendo múltiples contratos audiovisuales y presentaciones en vivo, sino que se ocupan de la fundación Starlight House, una iniciativa de los padres de las hermanas Benton, quienes adoptaban a niñas para brindarles un espacio de contención emocional y económico.

En este sentido, me parece importante resaltar que, si bien son personajes que están muy bien vestidos, es decir, que tienen un gran interés por la moda, no se obsesionan por ella. Al contrario, lo más importante en la serie son los valores que refuerzan constantemente con las historias, en donde el respeto, el trabajo, los estudios, la amistad y el amor -sobre todo el de una familia- son más importantes que el éxito comercial, el dinero y, en consecuencia, los bienes materiales.

No obstante, aunque celebro que ese sea el foco, no puedo dejar de resaltar el brillante trabajo de los diseñadores responsables por cada look que llevan los personajes principales y secundarios durante toda la serie, que consta de 65 capítulos.

Los principales diseñadores del vestuario fueron Debbie Pugh y Paula La Fond. Ellas se encargaron de crear outfits que no solo eran una clara muestra de las estéticas que se buscaban en la década de los 80′, sino que, por otro lado -enmarcadas por la historia que se contase en el episodio- presentaban modelos de otros periodos históricos como la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco y hasta el futuro.

Sin importar cual fuese el caso, la ropa era dibujada con detalle y mucha creatividad. Es por ello que me resultó inspirador para seleccionar algunas ideas sobre estilismo que te pueden ayudar a jugar más con tus propias prendas. Empecemos.

Mix and Match

Este es un recurso para combinar estampados de forma atrevida, es decir, mezclar elementos que sean muy diferentes como, por ejemplo: líneas y formas orgánicas, imágenes figurativas y diseños abstractos, colores vivos con blancos y negros.

La explicación inicial es simple, pero la ejecución no tanto. Para hacerlo bien hay que tener en cuenta algunas cosas. En primer lugar, el tamaño o las proporciones de cada estampado. Lo ideal es que uno de ellos siempre sea más grande que otro.

De igual forma, con respecto al tema de los colores, es importante que -aunque los estampados que vayamos a combinar tengan paletas de colores muy distintas- estos puedan dialogar entre sí.

Uno de los factores a tener en cuenta en este último punto es el nivel de saturación. Para que no exista una competencia entre prendas, lo recomendable es que alguna de ellas sea más saturada, y que las otras acompañen con niveles más bajos o neutrales.

Mix de telas

Otro componente a considerar es el tipo de tela que desees combinar, ya que pueden ser muy distintas entre sí, como el algodón y la seda, el cashmere y el cuero, o el denim y la gabardina.

Por lo general, dichos contrastes son interesantes y, más allá del estampado, producen un “mix and match” que aporta valor y originalidad a la hora de armar un look.

Aquí algunos ejemplos de la serie.

Combinación de cintos

En los 80′ era muy común ver accesorios y complementos de gran tamaño. El exceso fue la regla y, aunque ya los personajes de Jem transitan el fin de la década, siguen utilizando este concepto. Tal es el caso de los cinturones.

Cuando me refiero a ellos no estoy hablando de los que solo cumplen la función de sostén o ajuste de una prenda en los cuerpos sino de su carácter decorativo. De manera que los cinturones pueden combinarse sobre prendas cuyo talle te quede perfecto, como unos jeans tiro alto, unos pantalones palazzo, faldas boho, tubulares o mini. Lo ideal es mezclar estos complementos por su tamaño, forma, material y color.

Por tamaño: utiliza cintos anchos en conjunción con otros más delgados. O cintos delgados al mismo tiempo (máximo tres).

Por forma: ubica cintos con diseños ondulantes o zigzagueantes (es algo poco común, pero existen) en contraposición a modelos más rectos.

Si al cerrar alguno de estos cintos, se crea una especie de lazo (típico de los cinturones de los 80′), la mejor opción para acompañarlos es uno con una hebilla simple. En este caso -para equilibrar el peso visual- quizás el lazo deba quedar de un lado de la cadera y la hebilla hacia el otro.

Por materiales: generalmente todos los cintos son de cuero, pero también existen de tela y otros con bordados, incrustaciones de metales, etcétera. En este caso, quizás más que en los anteriores, presta atención al acabado, porque un metal que tiene un trabajo de envejecimiento quizás se ve mejor con un cinto de cuero que también tenga un desgaste similar, en vez de situarlo junto a uno completamente liso y brillante.

No existen reglas inquebrantables

El principio de la atención a los detalles y el análisis que requiere cada combinación para tomar una decisión y escoger la “mejor”, es un principio que aplica para todo, por lo que siempre debés considerar estas sugerencias como una guía, pero lo más importante es que pruebes y observes, con una mirada crítica, qué cosas se pueden llevar bien entre sí y cuáles no.

En la próxima nota continuaré con las claves para combinar cintos por color -ideas que de igual forma sirven para el resto de la ropa- y más tips sobre cómo crear estilismos inspirados en la serie «Jem and the Holograms». Gracias por leer.