Podemos decir que lo más lindo de esta nota va a ser contar que en Israel dieron por terminado el uso del barbijo en espacios abiertos y cerrados. Mas del 60% de su población está vacunada contra el coronavirus y ya pueden, libremente, transitar sin tener que usar mascarillas. ¿Esto quiere decir que la pandemia terminó? El tiempo dirá si están en lo cierto. Pero el lado oscuro del presente artículo es que la historia vuelve a repetirse y pareciera un calco de una anterior, con los mismos actores y las mismas situaciones.
Hace mas de dos semanas teníamos que hablar del fin del conflicto entre Hamas e Israel en lo que fueron casi 15 días de bombardeos de un lado y otro, vimos por la televisión una imagen que pareciera de película al estilo «Día de la Independencia», pero tristemente la realidad nos indica que el ser humano se destruye a sí mismo. El escudo antimisiles israelí funcionó casi a la perfección y, lo que luego conllevó a una oleada de misiles por parte de la aviación israelí sobre blancos de Hamas, dieron como resultado mas de 200 muertos y una buena cantidad de edificios y túneles destruidos.
El pasado domingo 13 de junio se desarrollaron las elecciones en Israel, lo que dio por terminado el mandato de 12 años de Benjamin Netanyahu, y asumió el poder en una coalición de gobierno el ultranacionalista Naftali Bennett, un joven de 49 años que logró llegar al poder y se convierte en una esperanza para calmar los ánimos en una región convulsionada.
Pero al poco tiempo de asumir, el conflicto se acrecentó y, nuevamente, una marcha de los nacionalistas que recorrieron la ciudad vieja de Jerusalén y pasearon por los barrios musulmanes, se produjo el día miércoles 16 de junio. Las fuerzas policiales evitaron que se concentraran en las cercanías de estos barrios, pero no evitaron que la exaltación de los nacionalistas pudiera provocar a musulmanes y árabes. Al grito de “muerte a los árabes”, la respuesta del lado de Hamas no se hizo esperar y, según informan fuentes oficiales, una veintena de globos incendiarios fueron enviados a las cercanías del otro lado del muro que separa Gaza de Israel, lo que provocó incendios en cultivos y viviendas cercanas.
La respuesta del nuevo gobierno no se hizo esperar y demostró lo que puede suceder si Hamas sigue provocando al otro lado del muro. Durante todo el día miércoles y hasta la madrugada del jueves, la aviación israelí bombardeó la Franja de Gaza, a objetivos de Hamas y destruyó por completo edificios. Aún no se conocen cifras oficiales de bajas civiles.
Por su parte, el nuevo ministro de asuntos exteriores, Yair Lapid, expresó su repudio a estos ortodoxos que, exaltados, provocaron las manifestaciones: “Ellos no representan al pueblo”, expresó y pidió de alguna manera bajar la tensión para no entrar en una nueva escalada.
Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) manifestó su preocupación por estos nuevos sucesos y espera que de ambas partes haya una baja de tensiones para no recrudecer los últimos ataques que se produjeron hasta el mes pasado, donde hubo una lluvia de misiles de ambos lados.
La tensión es altísima en la región, la esperanza renace con un nuevo gobierno, pero deberemos esperar los próximos meses en un contexto donde deberían estar festejando que el final de la pandemia se acerca. En los próximos meses veremos cómo el gobierno de Bennett encamina su política exterior y a nivel regional. Todo pende de un hilo, esperamos que sea beneficioso para la paz.