La indiferencia de un cine pirotécnico

El VHS, además de una accesibilidad a las películas, también les otorgó -en muchos casos- una nueva vida. “Blade Runner” (1982) es un ejemplo citado con frecuencia sobre las segundas chances de las películas, y es (a su vez) una viva muestra de cómo muchas veces una obra es malinterpretada porque no se estrena en el momento indicado. Ahora, ¿qué sucede en los tiempos actuales con las ventanas más cortas entre el estreno en salas y la disponibilidad en un servicio de streaming? Analicemos el caso “Moonfall” (2022) de Roland Emmerich.

Si situamos en contexto, Emmerich fue en un corto periodo de tiempo el director de las películas más caras y estruendosas realizadas por Hollywood, si tan solo tomamos “Día de la independencia” (1996) y “Godzilla” (1998), cuya premiere se realizó en el Madison Square Garden. En sus inicios está el germen de sus aires de espectacularidad, por ejemplo, realizó la película más cara dirigida por un estudiante en su país: “Das Arche Noah Princip” (1984), la cual costó 1,2 millones de marcos alemanes. Apenas un año más tarde, aterrizó en tierras estadounidense, su film “Joey” (1985) es la primera que hizo en Hollywood, aunque con un presupuesto alemán. La primera gran producción de Emmerich llegó en 1992 con “Soldado universal”, con las participaciones de Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren.

Tras el fracaso de “Godzilla” se recuperaría con los éxitos de “El patriota” (2000) y “El día después de mañana” (2004). Un puñado de películas más, entre ellas, nuevos intentos por “destruir” a la Tierra con un extremo caso de cambio climático y una versión de “Duro de matar” en la Casa Blanca. El gran golpe fue el fracaso estrepitoso de “Día de la independencia: contraataque” (2016), lo que obligó a recolectar dinero para sus mega producciones en la periferia de Hollywood. Así llegamos a “Moonfall”, un intento más de presentar una historia de cine catástrofe bajo un manto de evento único de extinción total.

En “Moonfall” hay una serie de problemas en diferentes aspectos. La calidad en la parafernalia de los efectos es la primera evidencia de un presupuesto mermado, ya no hay un estudio grande detrás. La coproducción es un concepto algo nuevo para Emmerich, y es así que aparecen productoras chinas, canadienses y estadounidenses en la apuesta. También hay un elenco limitado de figuras, otrora presentes en estas películas del alemán. Aquí los protagonistas son Halle Berry (lejos de su momento más brillante) y Patrick Wilson (popular por la trilogía “El conjuro”). En la sustancia de la historia la trama se espesa por nutrirse de temas del momento, pero desde una arista polémica. El héroe no es Wilson (un astronauta expulsado de la NASA por un error humano que no cometió en una misión espacial) ni tampoco hay una heroína en Berry (otra astronauta, directora de un departamento en la NASA). Quien sí aparece erigido en la figura del salvador absoluto es un “conspiranoico gordo de internet”, a partir de una teoría rebuscada sobre mega estructuras sin ningún sustento lógico, ni siquiera dentro de un verosímil posible que la película traza.

“Moonfall” pasó bajo una absoluta atmósfera de indiferencia, así es que la polémica sobre un “libertario” que se sube a una nave espacial y salva al mundo con sus disparates no fue recogida por casi nadie, ni por los propios defensores del “terraplanismo”, por citar un movimiento descerebrado. Ni siquiera se presentó una mínima discusión, porque ni como película de Emmerich fue debatida en términos de un entretenimiento “trash” nostálgico. En la misma línea sucedió algo similar en simultáneo con la nueva película de Michael Bay: “Ambulancia” (2022).

Cuando un relanzamiento posible de una obra (ya sea por una operación vintage o por el regreso de un director) o por el planteamiento de un tema que se comenta, al menos, en la actualidad se genera nada más que un silencio es porque la apatía es total. El cine de Emmerich -el cual ciertamente aduce pericia para narrar acción y escenas pirotécnicas- ya no solo es un entretenimiento casi sin demanda sino que tampoco provoca indignación. Habrá que esperar qué nuevos procedimientos se le ocurren al alemán para destruir todo… una vez más.

«Moonfall» de Roland Emmerich puede verse en Amazon Prime Video.