La lucha campesina continúa

Pasaron 20 años pero, para su líder, las cosas siguen igual. Hablo del subcomandante Marcos, el jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que hizo su aparición pública el 1° de enero de 1994 con una insurrección armada en el estado mexicano de Chiapas, en el que reclamaba «trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz». Los municipios tomados por el EZLN fueron San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal, todos ubicados en el Estado de Chiapas al sur de México.
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La fecha elegida no fue casual, ya que ese día primero de año entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México. Tras varios años de negociaciones, el convenio iba a regir el comercio entre las tres naciones de América del Norte.
Pero el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, no pudo disfrutarlo. Los indígenas hicieron sentir su voz y su disconformidad con el tratado. Los 12 días que duró la contienda con el ejército mexicano dejó un total de 57 víctimas fatales y 30 heridos.
Si bien la rebeldía zapatista perdió la disputa militar, su caso se hizo conocido a nivel mundial, y fueron mirados de otra forma tras manifestar su intención para que no existiera “nunca más un México sin nosotros”.
En un documento que dio a conocer dos días antes de cumplirse el vigésimo aniversario de su levantamiento, Marcos afirmó que al igual que en ese momento los cobija la rebeldía: “es territorio zapatista, es Chiapas, es México, es Latinoamérica, es la Tierra. Y es diciembre del 2013, hace frío como hace 20 años y, como entonces, hoy una bandera nos cobija: la de la rebeldía».
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En el texto, que el líder utiliza para agradecer y recordar a sus aliados, les envía un abrazo a todos sus «compañeros y compañeras zapatistas, ateos y creyentes. A los que de noche se cargaron a la espalda la mochila y la historia, a los que tomaron con las manos el relámpago y el trueno, a los que se calzaron las botas sin futuro, a los que se cubrieron el rostro y el nombre; a los que, sin esperar nada a cambio, en la larga noche murieron para que otros, todos, todas, en una mañana por venir aún, puedan ver el día como hay que hacerlo. Es decir, de frente, de pie y con la mirada y el corazón erguidos».
Y las semejanzas entre las dos épocas no se reducen solo a la postura o creencias del EZLN. El estado de Chiapas sigue prácticamente en las mismas condiciones que hace 20 años: es el segundo estado más pobre (en 1994 era el primero): una familia media vive con 375 euros mensuales, la mitad que en el resto del país y hay un 18 por ciento de analfabetos, el triple que en el resto de México.
subcomandante-marcos-manda-comunicado-tras-1750906En el texto de Marcos hay críticas a los gobiernos de los presidentes que han gobernado México desde la aparición del EZLN: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
«Vicente Fox será la muestra de que el puesto de presidente de una república y de una filial refresquera es intercambiable… y que ambos puestos pueden ser ocupados por inútiles; Felipe Calderón Hinojosa será un ‘presidente valiente’ (para que otros murieran) y no un psicópata que se robó el arma (la presidencia) para sus juegos de guerra (…) y que terminó siendo lo que siempre fue: un empleado de segunda en una multinacional», señala Marcos.
Enrique Peña Nieto Acerca del actual mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, cuestiona las reformas que ha impulsado, entre ellas la energética. «Será un presidente culto e inteligente (‘bueno, es ignorante y tonto pero hábil’, es el nuevo perfil que se le construye en los corrillos de analistas políticos), y no un analfabeto funcional», expresa en el texto.
En 1994 fue un grito desesperado, de alerta, para darse a conocer y un reclamo para ser tenidos en cuenta. Hoy la historia sigue igual, ¿será tiempo de un nuevo llamado?